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Competitividad y corrupción en el Paraguay

Paraguay será uno de los pocos países del mundo, cuyos habitantes tienen alta competitividad, por su aporte gratuito a favor de los países vecinos, supuestamente, más desarrollados.

Eso puede concluirse, según los resultados arrojados por las encuestas de competitividad, realizadas por los ideólogos de la transparencia en los negocios y la economía.

Esta misma clasificación, ubica en segundo lugar a la corrupción, como causa que imposibilita un mayor crecimiento y desarrollo del país, siempre tomando como referencia al clima o parecer del mercado internacional.


Según la TGC, primera teoría socio jurídica general de la corrupción a nivel mundial, que por cierto, fue concebida en Paraguay, indiscutiblemente podemos afirmar que la corrupción es y será el primer factor de nuestro letargo en términos económicos. Ya que es la corrupción la que no permite la mejor y más eficiente formación de nuestros ciudadanos, en todos los niveles de la sociedad. Léase, superación de la ignorancia en sus tres niveles, aunque, no creo que llegue a ese punto de análisis, y mucho menos de intención precisa, de estos “marcapasos” estandarizados de la economía, que pretenden establecer el rumbo absoluto y criterios de calidad basados en meras opiniones subjetivas.

Es la corrupción, aprovechada económicamente por los dos grandes vecinos, sostenida por una clase política venal, en perjuicio del pueblo.

Empecemos detallando la calidad de la mano de obra paraguaya, por ejemplo, en la construcción, que en más de un 75 %, hoy están al servicio del producto interno bruto, de Argentina, Brasil, España y EEUU.

Es de conocimiento público, que en España, por ejemplo, un país, considerado “adelantado”, últimamente contrata a las paraguayas como madres sustitutas, para que críen, eduquen y alimenten correctamente
a los niños y niñas de la madre patria. Y es poco probable, que estas matronas, hayan pasado por una evaluación donde se les pregunte, si han leído el “Emilio” de Rousseau o las conclusiones de Montessori.

Pero, en fin, el atraso sigue en nuestro país, por las falsas ideologías, subculturales predominantes, que producen la falta de solidaridad entre los miembros de la comunidad nacional; que es lo que impide, la organización suficiente para dar ocupación efectiva a nuestros compatriotas. A quienes primero se los debe organizar y guiar, con una nueva mentalidad, a fin de que comprendan a cabalidad y cuiden para superar, lo que implica el mal número uno del país y el mundo; en toda sociedad civilizada, me refiero, a la gran corrupción.

Esta carga de datos para la encuesta, debe tener muy en cuenta, cuánto está perdiendo el país, en la industria hidroeléctrica y cuánto enriquece a las naciones limítrofes.

Los paraguayos tenemos la mejor industria del mundo, una de las dos más grandes hidroeléctricas del planeta, pero para siete millones de habitantes, alcanza y sobra, si es que los políticos actuales tratan de conseguir este legítimo derecho.

Si la corrupción sistémica baja y se practica la solidaridad, administrando con justicia estas riquezas, tanto materiales como humanas, protegiendo a la mano de obra paraguaya, en su integridad, no como simples números. Descuido que es lo que ha permitido la huida de los más capacitados del país, por falta de oportunidades.


Ordenando mínimamente la formación de los jóvenes, comprendiendo éstos su realidad y lo que podrán lograr, si ayudan a formar un mundo más democrático y capaz, libre de ignorancia, lo que provocará un descenso paulatino de la corrupción sistémica en el país.

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