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Mostrando las entradas de octubre, 2014

La corrupción y el contrapunto

Me decía un parroquiano del Bañado: — “El único mal del país es la corrupción y la ignorancia; pero sigue sin ser reconocido por las autoridades”. Según la TGC, el poder y su estructura, son los encargados de bajar los niveles de ignorancia y corrupción. Este concepto archiconocido en nuestro país, fácilmente se confunde por los intereses económicos y políticos, sin importar los resultados futuros, sino solo cumplir con la propaganda mediática.

La corrupción y el despertar

Últimamente, la ciudadanía ha mantenido un despertar absoluto, sobre la democracia y la corrupción sistémica. Según la TGC, si la estructura del poder no puede disminuir la ignorancia, se producen las injusticias, expresadas en las propias decisiones gubernamentales. Hemos desarrollado y demostrado que la corrupción sistémica, es la que hace posible, la existencia de la corrupción genérica (crimen o delito común: individual u organizado). Es así en el mundo entero.

La corrupción y la presunción

“Esta presunción —me decía un parroquiano del Bañado Sur— no debe figurar en el plano de lo económico, porque actualmente la corrupción sistémica hace estragos al ciudadano común”. Según la TGC, el poder corrupto, es aquel que permite, con involucramiento directo o negligencia, la primacía de la ignorancia en la ocultación, dentro de su estructura y funcionamiento. Por la mala utilización de los poderes, empresas que explotan recursos naturales del país, pueden aprovecharse de la desinformación y obtener ingentes beneficios, a costa del perjuicio general.

La corrupción y la inversión

Me repetía un parroquiano del Alto Paraná: —“La niña bonita en el país, son la timba y la maquila: todo movido por la corrupción sistémica”. Según la TGC, el poder, naturalmente corrupto, debe bajar la ignorancia para poder levantar la justicia. A simple “vista y oído”, toda inversión sería buena, ya que mejorará de alguna manera los medios de vida; pero si un Estado democrático, en libertad, está copado por la timba y similares negocios, utilizando la estructura del poder para esclavizar, económicamente a sus habitantes, la inversión se convierte en imposición nefasta.

La corrupción y los roles sociales

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: “Todos los elegidos en voto popular tienen otro trabajo, en particular; me parece que eso también es corrupción sistémica”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, utiliza la interpretación legal, en su beneficio. Nuestra novel democracia, impuesta en nuestro país, tuvo sus pequeñeces; al confundir buena política con politiquería, al servicio de una élite de facto, cuyas consecuencias, todos, seguimos pagando, año tras año. Es el precio de tener seudo políticos, comerciantes y sin vocación al servicio de los más necesitados: como los niños e indígenas. Ambos son incapaces de defender su posición social, usurpada por el “más fuerte” y organizado en mafia, que, siempre debe estar sostenida por la corrupción sistémica política para subsistir. Sea cual sea el sistema político, así sigue siendo en Paraguay y toda Latinoamérica, como consecuencia directa de la falta de lectura y enseñanza de lo que implica política.

La corrupción y la suspensión

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: “¡Qué tal! Si aplicamos la suspensión a favor de los corruptos por error en el país”. Según la TGC, el poder es naturalmente, por estructura, corrupto. Por esta razón, necesita de la probidad de sus propios actores, para dar justicia. La situación de interpretación, planteada por un abogado, tanteando sacar provecho a favor de su defendido, siempre ha dado qué hablar en la opinión pública.

La corrupción y los ciudadanos

Un parroquiano del Bañado Sur me decía: “Al fin se descubrió a la corrupción sistémica en la Cámara Baja. Ahora esperamos que suba arriba” Según la TGC, la ignorancia en la ocultación de todo poder, produce invariablemente corrupción. Aquí comienza lo bueno de un sistema democrático, en libertad y con un Estado de derecho, comprometido ante la opinión pública, al interpretar la ley para aplicar las consecuencias para todo hecho, acto o práctica de corrupción sistémica.

La corrupción y los habladores

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: “Nuestra política se caracteriza por los habladores, acomodados en la corrupción sistémica; tratando de exaltar sus conocimientos como político”. Según la TGC, todo poder, al caer en corrupción sistémica, tiene fallas estructurales muy injustas. La opinión pública se caracteriza a través de los habladores, en cualquier sistema político; y este sistema necesita de los que accionan a favor de sus partidos, los cuales representan una idea, a la cual se le da el nombre de ideología.

La corrupción y la publicidad

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: “La publicidad está al servicio de la corrupción sistémica en nuestro país” . Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, confunde fácilmente por medio de la percepción. La democracia no es el gobierno perfecto; pero entre todos los que existen, se puede decir, es el único que permite seguir mejorando, siempre que los ciudadanos se interesen por la suerte de su lugar de origen.

La corrupción y el proceso educativo

“Aquí en Alto Paraná—me decía un parroquiano—nosotros, estamos acostumbrados a aceptar, todo progreso tecnológico; pero no podemos comprender un sistema educativo, implantado en la corrupción sistémica y movido por la ignorancia”. Según la TGC, si la ignorancia en la ocultación del poder lleva la dirección de la estructura, hay mucha injusticia social. El proceso educativo, es muy lento y exigente de buenos ciudadanos; capaces de acompañar el interés de la juventud, único resorte para superar cualquier adversidad y avanzar en el progreso educativo nacional.

La corrupción y el medio ambiente

Un parroquiano del Bañado Sur, cerca de Cateura , me decía: “El toque parece ser imputar a un ambientalista. Debe ser corrupción sistémica, desconocer la Ley”. Según la TGC, todo poder es corrupto naturalmente; por lo cual se debe buscar disminuir la ignorancia en la ocultación de su estructura. Parece correr el deseo de sanear la administración, pero constantemente se cae en ignorancia, al no dar una buena interpretación o siguiendo un procedimiento apresurado, al ritmo de la prensa. Queriendo mostrar y recaudar. Lo típico en un ambiente totalmente corrupto, donde los conceptos se alteran, según la conveniencia.

La corrupción y el dinero público

Un parroquiano del Bañado Sur me repetía: “Desidia, negligencia, desprolijidad, comprobadas, es corrupción sistémica” . Según la TGC, toda ignorancia en la ocultación del poder, provoca el sostenimiento de la corrupción sistémica y con ella, la injusticia. Ahora con la realidad del informe de la Contraloría sobre el uso del dinero público, todos los actores, ya sean éstos gobernadores o intendentes, deben responder por los perjuicios, en virtud de lo que dispone la Carta Magna sobre la función pública. Si pretendemos vivir en un Estado de derecho, que trata de mejorar la comprensión de la población, acerca de la responsabilidad de un funcionario público.

La corrupción y el ejercicio público

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: “La costumbre de ser funcionario público con sueldo y tratar de ser empresario, debe ser la corrupción más grande que existe”. Según la TGC, si el poder público se confunde con el poder privado hay injusticia. Hasta el momento nuestra gente sigue con la idea de la política mercantilista, de gran sentido personal; olvidando, muchas veces, que el papel de cualquier funcionario, ya sea nombrado por voto popular o decreto, no puede hacer absolutamente nada para su provecho propio o el de su entorno; sino el dedicar su tiempo al bien común, conforme a las leyes.