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Mostrando las entradas con la etiqueta Democracia bananera

La corrupción y los proveedores del Estado

—“Aquí en nuestro país tenemos leyes claras y muy realistas contra la corrupción sistémica; pero sin la voluntad de una buena aplicación”— me decía un asunceno al hablar de los proveedores del Estado; tanto de productos  como de servicios. Según la TGC, el poder que no baja la ignorancia en la ocultación, conduce a la injusticia. La costumbre de simulación, tan común en toda estructura corrupta de un Estado, es utilizada en todo poder autoritario, para callar con “participación” económica, a cualquier miembro activo de la sociedad. Así se sostiene la democracia bananera.

La corrupción y los factores sociales

Me repetía un alto paranaense : —“Nosotros estamos acostumbrados a las posibilidades, de los factores sociales; pero siempre movidos por la corrupción sistémica, que no se puede ver a simple vista”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, crea la percepción necesaria, para mantener escondidas, las intenciones de los grupos de interés, a costa de la estructura gubernamental. La democracia, la libertad y la primacía del Estado de derecho, tal vez no sean la perfección: pero es el único sistema que admite el disenso, para la construcción de la sociedad.

La corrupción y la libertad de expresión

No existe un condimento más necesario y utilizado, en una democracia verdadera, que la libre expresión; pero, que en contrapartida, es muy perseguida, para que no dañe los intereses de la corrupción sistémica en todo poder público. Según la TGC, todo poder tiene a su favor interpretar la Ley. Es su prerrogativa. Conocida en el vox populi “ el que manda hace y aplica la ley ”, cerrando incluso la posibilidad de exigir la buena interpretación. Este sistema, llamado en toda Latinoamérica “democracia bananera”, sostenida generalmente con gobiernos de facto, contiene una gran propaganda de “libertad”. Sin embargo, en la práctica política, el Estado de derecho sufre grandes grietas. En casi todos los Estados de América, el principio de libertad de expresión y de idea, se constituye en catecismo; sustentados en la Carta Magna, para tratar de salvaguardar la buena interpretación, que no permite caer en la corrupción sistémica.