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Mostrando las entradas de diciembre, 2014

La corrupción y el Año que se va

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: —“Este fue el año de la corrupción sistémica, y su reconocimiento público, como flagelo número uno del país”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, se sirve de la percepción propagandística, para confundir. La dureza de la clase política, en reconocer los valores de claridad, libertad y virtud, como método de servicio para vivir en una verdadera democracia, tiene una consecuencia directa: el dominio de la ignorancia, que trae consigo corrupción sistematizada.

La corrupción y la subasta pública

—“Aquí en Paraguay, los negociados de la corrupción sistémica, están en las subastas públicas”— me decía un parroquiano del Bañado, cerca de Cateura. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, acomoda los bienes públicos, según el beneficio personal de los administradores de turno. Esta circunstancia genera desconfianza en la gente. Las instituciones que deben velar por la integridad, del patrimonio público, están muy propensas últimamente, a las concesiones y subastas.

La corrupción y las promesas

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: —“La bicicleteada de las pr0mesas, aviva a los beneficiarios y la corrupción sistémica, trata de hacerlas olvidar…” Según la TGC el poder, naturalmente corrupto, utiliza a la ignorancia en la percepción pública. Esta lucha, por recibir cualquier beneficio del Estado sobre la promesa hecha a los pobladores, va tomando cuerpo, al comprender los mismos, que siempre se tarda en concretar lo prometido. Es una estrategia común de los administradores públicos, para tratar de colocar, con buen rédito, los números en el presupuesto. Un tipo de especulación financiera, con dinero público.

La corrupción y la revitalización

Me decía un asunceno: —“Aquí la gente hace revitalización con el bolsillo lleno, a costa de la municipalidad, dueño absoluto de la corrupción sistémica, al cobrar entrada en espacios públicos”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, en cualquiera de sus grados, se sirve de la estructura del Estado para “legalizar” la corrupción, por medio de la percepción política. Para entender bien la magnitud de toda corrupción, se debe distinguir desde un principio, los dos tipos existentes: la pequeña y la gran corrupción. Al tener esta apreciación, nos damos cuenta que la pequeña utiliza a una sola persona y la gran corrupción, a la estructura de los poderes.

La corrupción y la naturaleza

—“Qué extraña la vida: ¿Hasta la naturaleza juega a favor de la corrupción sistémica?”— se preguntaba un poblador del Bañado Sur. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, utiliza la “percepción” política, para lograr sus objetivos económicos, sin que sean cuestionados. Hemos sido denominados “capital verde de Sudamérica”, pese a que los árboles están abandonados a su suerte; pero la naturaleza, con abundante agua y sol, pudo conservar algunos, entre calles, ríos y casas viejas; históricas algunas, también dejadas a su cruel destino, como las plazas y parques de la ciudad.

La corrupción y el valor de los niños

Un parroquiano del Bañado Sur me decía: —“Había sido que todo niño tiene un precio en la corrupción sistémica”. Según la TGC, el poder necesita de la economía y la ley, para llevar su gestión adelante. Esta realidad, expresada en la cifra de “cuatro millones de deuda, por cada niño que va naciendo”, asusta a estos ciudadanos, que generalmente viven el día a día luchando, contra agua y basura, para sacar adelante a su familia: ante un gobierno populista, sin empacho para seguir prometiendo deudas, a cuenta del país.

La corrupción y la contaminación

Un parroquiano del Alto Paraná me decía: —“La contaminación de la corrupción sistémica nos trae la navidad”. Según la TGC, el poder y su estructura, fácilmente pueden estar consumidas por la ignorancia. Nuestra democracia, a través del cuarto poder, está formando una nueva opinión, un nuevo sentir en la gente; ante los problemas sociales, de carácter repetitivo y constante, comprendiendo que la contaminación en casi todas la instituciones, cierran el año con una gran burla.

La corrupción y la comunicación

—“Sin la comunicación de la prensa, la corrupción sistémica sería devastadora, tal vez”— me decía un alberdeño. Según la Teoría General de la Corrupción (TGC), la ignorancia en la ocultación del poder, tiene como su enemigo natural a la prensa. Últimamente la gente considera efectivamente, a la prensa, a la hora de hacerse oír como ciudadano y defender sus intereses comunitarios; cuando los legítimos encargados, no cumplen a favor de sus propios electores.

La corrupción y los conflictos religiosos

—“Cuando los hombres se erigen en “Dios”, cometen barbaridades, al servicio de la corrupción sistémica”— me decía un fiel parroquiano del Bañado Sur, cerca de Cateura . Según la TGC, la ignorancia en la ocultación de todo poder, fácilmente puede confundir la realidad, haciendo primar la percepción, guiada hacia los intereses económicos y fácticos. El mundo ha evolucionado enormemente: Al separar la cuestión política del credo religioso, en el mundo occidental.

La corrupción y el subdesarrollo

El subdesarrollo es un estado de necesidad, bajo la aparente prosperidad, donde en una realidad socializante, el sistema estatal utiliza a la corrupción sistémica, como “arte de magia”. Sacudirse de este sistema, muy rentable para algunos, es la materia más difícil para los pueblos; ya que caen presas del momento, sin posibilidad de encontrar la autodeterminación. Por deudas contraídas con anterioridad, que se van acumulando como una bola de nieve, en la navidad del Norte. El mundo moderno festeja la libertad; mientras los países más adelantados y prósperos, siguen disfrutando de la plata de los subdesarrollados. En éstos, la gente llora, para conseguir sombra, tierra, agua o pan, en esta navidad.

La corrupción y la confianza

—“Aquí la confianza ha terminado, sea de parte de los administradores como de los gobernados; la corrupción sistémica se la tragó”— afirmaba un poblador del Alto Paraná. Según la TGC, el poder, con una estructura al servicio de la ignorancia, lleva a la mayor injusticia social. En toda política se necesita confianza para tratar de hacer progresar a las naciones. Por eso, cuando la gente comienza a percibir la pérdida de criterios de justicia, en el Estado, comienza la inestabilidad y el encarecimiento de las cosas.

La corrupción y el amiguismo

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: —“El amiguismo nos sigue entregando corrupción sistémica, con viso de transparencia”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, confunde fácilmente, por medio de la percepción de la gente, la verdadera con la falsa política. La irrupción de los políticos—dirigentes sociales, con supuesto interés hacia los más necesitados, permite a los administradores de turno sacar resultados personales, en los hechos, actos y prácticas de la corrupción sistémica, con absoluta libertad. Encima, proyectando a la sociedad, por medio de la propaganda oficial, la imagen de trabajo transparente y eficiente. Dos términos totalmente relativos y anti-jurídicos.

La corrupción y el contenido jurídico

Un alberdeño se preguntaba: —“¿Si la Ley existe, porqué no se cumple contra la corrupción sistémica y sus ejecutores?”. Según la TGC, la ley es elemento indispensable del poder; para mantener el orden y la cooperación entre todos en el país. Habíamos explicado que una imputación, resulta difícil concluir por los problemas, tal vez procesales y la falta de integración de la misma legislación penal, con las normas internacionales en la materia, aplicadas a cada caso en particular.

La corrupción y la oportunidad

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: —“La oportunidad en política, se debe aprovechar, y no dejarse por la corrupción sistémica. Para terminar aceptando y callando”. Según la Teoría General de la corrupción , el poder que admite la ignorancia en la propia ley, hace florecer la injusticia. Nuestro país, ha salido a medias de ese atolladero, llamado “silencio impuesto”, por los gobiernos bananeros a la población, pero hemos caído en manos de la politiquería de sus descendientes directos, sin otro argumento más que la ideología parcial. Teniendo como causa central, a la necesidad económica y a la falta de enseñanza de la política, como elemento fundamental de desarrollo de un pueblo.

La corrupción y la desigualdad

Me decía un parroquiano al Alto Paraná: —“Dura lección nos da, el creer en los politiqueros y sus recaudadores, al amparo de la corrupción sistémica: hasta con remedios yuyos”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, hace estragos en cualquier sistema político, si no hay justicia. Las desigualdades siempre habrán, en cualquier lugar del mundo; pero el abuso político con los impuestos, hace más pobre a la gente. Si no se establece un tributo justo.

La teoría general de la corrupción también es paraguaya*

*Extraído de la Conferencia “Hacer crecer: Cómodesarrollarse en un sistema de corrupción total” , a propósito de las recientes clasificaciones y calificaciones internacionales de nuestro país. Afortunadamente, en nuestro país, hoy contamos con una teoría general de la corrupción. Que nos explica los pormenores y realidades de la corrupción. Al existir una teoría, ya no pueden aceptarse las simples opiniones, creencias y medias verdades sobre un tema. Porque una teoría, es, primero, la compilación de todo; lo que se conoce, sobre la materia en cuestión. Agregándole, el autor, lo que ha sido obviado, desconocido u ocultado dentro del progreso de la ciencia. De esa conjunción se origina, la Teoría general de la corrupción, que será, esta noche, nuestra principal fuente para entender el fenómeno de la corrupción, y responder a las preguntas:

La corrupción y el Estado de derecho

Me decía un alberdeño: —“Parece un contrasentido hablar de la corrupción y del Estado de derecho en cualquier país del mundo, cuyos habitantes están obligados a convivir políticamente con la corrupción sistémica”. Según la TGC, el poder, naturalmente corrupto, en una democracia de verdad, debe buscar la justicia disminuyendo la ignorancia y la ocultación, en el accionar del Estado. Si bien es cierto, que nuestros ciudadanos, al ser preguntados, admiten que la corrupción es dueña absoluta, de los manejos de la administración pública; confunden hasta la fecha, los dos tipos de corrupción. A eso se llega por la ignorancia en la ocultación, impuesta desde los tres poderes.

La corrupción y la literalidad

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: —“Si la literalidad de la Carta Magna, establece  el juicio “al solo efecto de remoción del cargo”, hay circo y corrupción sistémica”. Según la TGC, si el poder es corrupto naturalmente, utiliza la ignorancia en la interpretación de la Ley. En todo acto de administración del poder, éste utiliza a la Constitución, cuyo marco debe ser respetado de manera irrestricta, según los intereses coyunturales.

La corrupción y la "realidad social"

Me decía un parroquiano de Alto Paraná: —“La realidad social, en nuestro país, es la corrupción sistémica con nuevos implementos normativos”. Según al TGC, el poder utiliza a la ignorancia en la ocultación, a través de la misma ley. Muchas veces, la realidad se ve distorsionada por la percepción social, llevando a un favoritismo sin fundamento, con el solo afán de dar lugar a los intereses del sistema mandante. Ese es el caldo de cultivo perfecto para la gran corrupción, ya que se presenta, de manera propagandística en la prensa, como la “solución”, una medida “necesaria y verdadera”. Esto imposibilita mayores análisis, en tiempo real; privando a la gente del poder de distinguir, las intenciones reales de las políticas implementadas y sus verdaderos resultados; así, como las de sus accionantes, en cualquiera de las filas políticas.

La corrupción y la propia vida

Me decía un parroquiano del Bañado sur: —“¿La propia vida nace ya en la corrupción sistémica entonces?”. La TGC, explica que la ignorancia es la madre de toda corrupción. Desde el principio de los tiempos. Porque sin ella, no puede existir la ocultación, que es la clave para sistematizar los actos de abuso. Nosotros seguimos soportando las penurias del subdesarrollo, a causa de esa ignorancia en la ocultación, que sigue en los poderes constituidos.

La corrupción y los usuarios

Me decía un parroquiano del Alto Paraná :— “Tenemos que estar con el “Jesús en la boca”, para contrarrestar el ataque de los encargados, representantes nuestros, que administran los servicios públicos en los municipios; a causa de la corrupción sistémica en sus estructuras”. Según la TGC, el poder otorga la estructura perfecta para que la corrupción se desarrolle. Por eso, podríamos afirmar, sin temor a equivocación, que las instituciones municipales, deben ser mejoradas para superar el abuso de poder y de derecho, en que están incurriendo diariamente, contra sus propios electores. Deben comenzar que los ciudadanos son usuarios de servicios, que obligan en sus cargos, a prestarlos eficientemente.

La corrupción y el petróleo, comparación.*

A ver, hagamos una comparación, para comprender mejor la radical importancia, del conocimiento de la Teoría General de la Corrupción (TGC), para la humanidad. Allí tenemos el petróleo, por ejemplo. Fue utilizado durante siglos o tal vez, milenios. No como un elemento principal, sino que se utilizaban sus productos: como el querosén y el aceite, en la medicina y en la construcción, de barcos y herramientas simples. También funcionaba para dar color a los tejidos y otros materiales. Incluso como un simple instrumento para la ornamentación. Es decir, durante un tiempo prolongado, no se lo tuvo como un elemento del ciclo económico básico.

La corrupción y la pobreza del país

Me decía un poblador del Alto Paraná: —“La pobreza del país se ha acentuado, por la corrupción sistémica, cuya consecuencias caen directamente sobre el campesinado”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, utiliza la percepción en la política. —“El populismo es la regla en la política y los campesinos son, tal vez, sus chivos expiatorios” —me repetía el paranaense.

La corrupción está atornillada

Me decía un alberdeño : —“¡Lo único que faltaba!, ahora tenemos encima nuestro, en Formosa, a la corrupción sistémica atornillada”. Según la TGC, todo poder, corrupto por naturaleza, en democracia, se debe exigir claridad. La grave situación planteada, con la instalación de una procesadora de uranio, comienza a levantar a la misma población formoseña; preocupada por la contaminación, que ha causado ya en otra ciudad argentina.

La corrupción bajo el pulgar

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: —“Si todo funcionara a la orden de “Dios”, ¡cuán rápido tendríamos la solución bajo el pulgar, ante la corrupción sistémica…!”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder puede crear confusión e injusticia, al contaminar el espectro político. La democracia de verdad, no apaña a los poderes ni hace lobby a favor de los intereses personales; por el contrario, debe servir al bien común, para bajar todo tipo de corrupción sistémica.

La corrupción y los habitantes de una República

Bajo una sombra de injusticia, la gente dice y habla sobre los temas nacionales, ávidos de entender y tratando de lograr mejorar la política, para disminuir la corrupción sistémica, que ya tanto ha perjudicado histórica y socialmente a nuestro pueblo. Según la TGC, un poder corrupto puede aparentar ser eficiente y muy próspero, para algunos beneficiarios directos. Esto es así porque, indudablemente, se ha comprobado científicamente, en nuestro país, que la corrupción utiliza la estructura de todo poder, sin importar ningún principio, más que el de recaudar bajo el manto, de la aparente legalidad. Así es en el mundo entero; sin distinción. Por ello, resulta dificultoso separar la ética subjetiva, de la realidad objetiva de los hechos de corrupción acaecidos.

La corrupción y los "indios"

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: —“Tratar de justificar la muerte, siempre se ha hecho; pero, ¡la corrupción sistémica debe parar, al menos, por respeto a los aborígenes!...”. Según la TGC, el poder tiene la posibilidad de bajar toda corrupción, al limpiar, frecuentemente su estructura, de la ignorancia en la ocultación. La suerte de los “indios” en América Latina, siempre fue la peor; hasta hoy, sigue habiendo muertes por hambre, como la ocurrida recientemente en las narices de la propia autoridad administrativa.