Me decía un
parroquiano de Alto Paraná: —“La realidad
social, en nuestro país, es la corrupción sistémica con nuevos implementos
normativos”.
Según al
TGC, el poder utiliza a la ignorancia en la ocultación, a través de la misma
ley. Muchas veces, la realidad se ve distorsionada por la percepción social,
llevando a un favoritismo sin fundamento, con el solo afán de dar lugar a los
intereses del sistema mandante.
Ese es el
caldo de cultivo perfecto para la gran corrupción, ya que se presenta, de
manera propagandística en la prensa, como la “solución”, una medida “necesaria
y verdadera”. Esto imposibilita mayores análisis, en tiempo real; privando a la
gente del poder de distinguir, las intenciones reales de las políticas implementadas
y sus verdaderos resultados; así, como las de sus accionantes, en cualquiera de
las filas políticas.
Así es como
se convierte con el tiempo, los grandes proyectos de inversión, en sistemas de
especulación, a costa de la ignorancia de los ciudadanos.
Este juego
de “ideas”, se emplea mayormente en las cuestiones económicas, para sacar mayor
ventaja de un gobierno, sin otro objetivo, más que llegar al poder, empeñando
hasta la riquezas de las abuelas.
Nuestra
democracia en libertad y en un Estado de derecho, a medio cumplir, ya está
dando sus frutos, facilitando al cuarto poder, el seguir buscando: la claridad, la libertad y la virtud, a
favor de todos los paraguayos, en el buen uso del bien común, a la hora de la
justicia.
Si bien
esas voracidades, a veces nos lleva por caminos sinuosos y equivocados, como
país, al no usar correctamente los conceptos; podrían incluso, tener el perdón
del pueblo y esperar más lectura de los encargados de los servicios públicos.
Para dar claridad e imparcialidad a la hora de informar algo, que atañe a los
intereses generales del país.
La
ignorancia en la ocultación del poder, es el caballito de toda corrupción
sistémica y si no cuidamos los buenos usos, al comparar, caemos en la misma,
sin querer tal vez. Porque esta irresponsabilidad, de “tirar la piedra y
esconder la mano”, es corrupción ante la realidad social.
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