Me decía un
parroquiano del Alto Paraná: —“Este fue
el año de la corrupción sistémica, y su reconocimiento público, como flagelo
número uno del país”.
Según la
TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, se sirve de la percepción
propagandística, para confundir.
La dureza
de la clase política, en reconocer los valores de claridad, libertad y virtud,
como método de servicio para vivir en una verdadera democracia, tiene una
consecuencia directa: el dominio de la ignorancia, que trae consigo corrupción
sistematizada.
—“Al menos se tuvo a muchos parlamentarios,
desactivados ante la opinión pública”—acotaba el paranaense.—“Pero en contrapartida, la simple
persecución, de los actos, hechos y prácticas de corrupción, en sentido
individual, solo aviva y encarece a los foros”.
Hemos
demostrado que la lucha anticorrupción, debe ser encarada con sus propias
reglas y principios, fundados en una teoría general de estudio. Para comenzar
bajando su elemento central, la ignorancia.
Mientras la
gente no trate de buscar la verdadera política, y respete el bien común como principio,
toda tentativa será nada más que eso: un intento ante la opinión pública, sin
sustento real.
La
politiquería, sigue con sus rendiciones y “transparencia”, blanqueando todas
las denuncias posibles. Con esto cae en saco roto, toda política de lucha en
Latino América.
Seguirán
siendo “meras transpiraciones caninas”, expresión muy conocida en Paraguay: al
perseguir a la gran corrupción, dueño absoluto del poder en cualquier sistema
político.
Sin embargo,
los encargados de promover tal sistema, se siguen sustentando en la ignorancia
interpretativa, para lograr sus objetivos de interés personal; pero disfrazado
de interés colectivo, ante la necesidad creciente de los países
subdesarrollados. Burlados en los votos y abandonados en los gobiernos. Al
comprar conciencia, tanto a nivel nacional como internacional.
Una
verdadera política social, al servicio del bien común, no de las ideologías
parciales, es lo que se espera.
El miedo de
perder de unos pocos, hace sufrir a los muchos, por la ignorancia y la falta de
civismo en la enseñanza de la gente. Para poder distinguir y abrir la puerta a
una nueva ciencia, al servicio del mundo. Eso nos trajo este año que se va.
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