Un alberdeño se preguntaba: —“¿Si la Ley existe, porqué no se cumple
contra la corrupción sistémica y sus ejecutores?”.
Según la
TGC, la ley es elemento indispensable del poder; para mantener el orden y la
cooperación entre todos en el país.
Habíamos
explicado que una imputación, resulta difícil concluir por los problemas, tal
vez procesales y la falta de integración de la misma legislación penal, con las
normas internacionales en la materia, aplicadas a cada caso en particular.
Las
noticias del cuarto poder, nos traen una cantidad llamativa de supuestos casos
de corrupción, paralizados o sin conclusión; lo cual desmoraliza a la gente, al
ver la negligencia en el manejo judicial.
Nuestra
democracia, ha crecido. Animando a la gente a hablar y tratar de gatear,
pidiendo a los encargados, mayor claridad, libertad y virtud, en los contenidos
jurídicos.
Los bromistas
de las finanzas, ven lo más sencillo para conseguir medios económicos, y olvidan
las grandes deudas, que están a favor del país, en las binacionales.
Confundiendo luchar contra la corrupción sistémica, imponiendo el IVA a los “yuyos”.
Produciendo una estampida, entre las clases menos favorecidas del país, en
pleno fin de año.
Cumplen así
con las propuestas de su propaganda electoral, sin otro objetivo que aumentar
la deuda externa y esclavizar en el futuro la suerte de todos, a favor de los
vecinos “más grandes del mundo”.
Para tratar
de bajar este flagelo de carácter nacional e internacional, se debe mejorar la
interpretación de la misma ley en la función pública. Porque son los propios
encargados de las instituciones, quienes deben responder y no sencillamente
figurar y cobrar; esgrimiendo en su defensa, incapacidad, desconocimiento o “falta
de rubro”.
No pueden
seguir felicitando, con su desidia, a los ejecutores de los actos, hechos y
prácticas de corrupción. Alegan buena fe, para excusarse de velar por el
patrimonio y la moral de las instituciones. En el derecho público, no puede
presumirse tal cosa, a no ser, por ignorancia y ocultación manifiesta.
Todo
contenido científico, reiteramos, ayuda a mejorar la civilización; con mayor
razón, en el campo de la corrupción sistémica, cuyo contenido jurídico,
desaparece después de un tiempo: cuando deja de ser noticia.
Así es como
casi la totalidad de los casos, quedan en la nada. Inclusive, los más osados,
están pidiendo indemnización de parte del Estado, por la ignorancia que sigue
reinando.
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