Como ambos poderes tienen capacidades opuestas, es normal que el poder fáctico no reconozca al poder virtud. Esto en razón de que la acción y materialización de los hechos que establecen el poder son lo más visible para los sentidos humanos. Parecería que en la fuerza y la expresión físico-espacial del poder se condensa el poder mismo. Sin embargo, el poder fáctico sin el poder virtud carece de sentido de justicia, ya que sólo obedece al orden preestablecido por la pancorrupción, utiliza su espacio para buscar la prevalencia de quien tiene más fuerza. Prima el descontrol y la anarquía, que son reprimidas por fuerzas brutas que carecen de la legitimación social, que sólo se puede dar a través del poder virtud.
Blog sobre corrupción. Artículos basados en la primera Teoría General de la Corrupción a nivel mundial. Autor y fundador del curacionismo político.