Hoy la
ciudadanía comienza a comprender, que la corrupción sistémica es un arma de
doble filo, cuya consecuencia siempre es pagada muy cara por el pueblo; igual
que la consumición de los amigos.
Según
la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, solo puede ser esclarecida
por la prensa, en una democracia verdadera.
La
realidad de nuestros representantes y altos funcionarios públicos, cuyo
almuerzo y canapés, es subsidiado a costilla del erario; mientras hay niños en
las calles, hambrientos; hospitales sin medicamentos y sin profesionales por
falta de rubro; escuelas mal construidas; edificios sin utilidad, en fin, todo por
cuenta del Estado. Inversión gigantesca anual, de la cual una gran parte, es
absorbida en concepto de regalías y beneficios por los directores y
planificadores.
Esperemos,
ante esta demostración diaria de nuevas formas de actos, hechos y prácticas de
corrupción sistémica, se produzca al menos cierta reacción en los promocionados
polítiqueros; que ni siquiera se
dignan en renunciar a tales privilegios indebidos, pese a saber que han sido
electos por un pueblo paupérrimo, en formación cívica aún, por lo cual siguen
confundiendo votos por mercancía.
Esta
arma de doble filo, la corrupción, que permite el ascenso político de
inescrupulosos, pero que también les pasa factura, al convertirse en simples
capataces de poderes fácticos; es el costo de jugar con una democracia de alto
contenido social y constitucional. Ya está causando estragos a las dos Cámaras
del Congreso, donde al parecer de seguirse con las investigaciones, nadie sale
bien parado.
Algunos
ya comienzan a tratar de justificarse, pidiendo su desafuero. Esperemos que los
tribunales de sus respetivos partidos, actúen también conforme a los mentados “códigos
de ética”, por el tremendo daño a las instituciones democráticas, realizado en
representación de tales asociaciones políticas.
Solo
así podremos tener un testimonio ante la juventud, para tratar de ir curando de
a poco y con justicia, la corrupción sistémica acuciante, en la ignorancia y la
ocultación que reina en el poder político y económico.
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