Nuestra
sociedad, considerada según mediciones de percepción de una entidad
internacional, como una de las más corruptas de Latinoamérica, se da cuenta hoy
que “la educación formal, aislada, simplemente aumenta la corrupción en la
estructura de un poder; con la ignorancia en la ocultación de los procesos”
Según
la TGC, “la curación o baja de la
corrupción, conlleva un proceso de conocimiento y enseñanza”.
Al
confirmar a la corrupción sistémica como un principio de ciencia, la simple
educación formal, está demostrando al aumento del flagelo en nuestra sociedad.
Pese a todo ello, el “formato” de nuestra malla curricular, hasta hoy no se
anima a tratar el problema desde un ángulo objetivo.
Seguimos
renuentes a la claridad, la libertad y la virtud, posibles de aplicar hoy, en
el marco de un sistema democrático respetable, cuyo único enemigo sigue siendo
la ignorancia en la ocultación administrativa.
Hasta
ayer, era común en Paraguay, tener dos títulos universitarios; pero de repente
hubo hasta “siete títulos”, lo cual llamó la atención de los políticos de
tierra adentro, donde la educación formal es moneda corriente, al servicio del
poder metálico; al mejor postor, con un caso más pintoresco que otro.
Este
daño causado a las instituciones políticas es muy grave: Ya que la ética no
permite simples disculpas a los agraviados, cuando los mismos, son los propios
mandantes-electores de una “pléyade” política determinada.
Quienes
consideran una simple monada, a los hechos, actos y prácticas de corrupción, de
funcionarios públicos electos, deben comenzar a renunciar por no ajustarse al
canon mínimo constitucional y fundacional de nuestra República. A favor del
respeto y la seguridad jurídica en una democracia social de derecho, como
prueba para la juventud que aún tiene fe de heredar instituciones democráticas
y justas.
De lo
contrario los códigos de ética, reglamentos y demás normas de civilidad,
seguirán siendo utilizadas para “blanquear sepulcros”, vendiendo bancas, cargos
y magistraturas, como si se tratara de un mercadito palaciego.
Es hora
de enseñar a través de los hechos y la verdad, haciendo memoria de lo que
significa este día tan grande para la humanidad.
Vemos
que el campesinado está conforme, incluso, en que se levanten algunas medidas
judiciales; con tal de que se saneen los problemas de fondo.
Si no
mejoramos la educación formal, empezando por hacer conocer este principio de
ciencia, que ayudará a mejorar el tratamiento y la curación social, seguiremos
teniendo acumulación de títulos, cartones y burbujas económicas; pero que no
ayudan objetivamente, en la solución del problema real del país.
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