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Mostrando las entradas de enero, 2016

La corrupción y los privilegios

Un alberdeño muy ofuscado aseveraba: “La mala aplicación de una ley, es abuso de derecho, que es igual a corrupción”. Según la TGC, el poder está obligado a disminuir la ignorancia en la ocultación, que se manifiesta precisamente en la interpretación legal. La cuestión de un supuesto “privilegio”, con respecto a trabajadores del sector público o relativo al servicio estatal, debe ser tomado con pinzas, ya que en el derecho laboral, tales mejorías, acordadas entre el poder y el trabajador, son un medio de equiparar fuerzas claramente desiguales: correspondiendo la parte más débil siempre al funcionario.

La corrupción y el zorro

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: “¿Qué el zorro no puede cuidar el gallinero? Sin embargo, la corrupción sistémica siempre es ley.” Según la TGC, todo poder del Estado, puede exigir cumplimiento a sus seguidores, votantes y funcionarios. Pero, si no baja en sus círculos, la ignorancia en la ocultación, traducida en privilegios y beneficios inherentes a la gran corrupción, que es objetiva, más que de los sujetos, cundirá la desconfianza ciudadana en el gobierno; tanto respecto a su cualidad democrática, así como a  su legitimidad de acción.

La corrupción y los planeamientos

Mucho se habla de corrupción en los últimos días, casi como la noticia predilecta y la proyección perfecta para tapar negligencias importantes en lo gubernamental. “Hoy simplemente, se ha conformado un triángulo perfecto, con vértices de corrupción, poder e ignorancia; unidos como siameses” , me decía un parroquiano del Bañado Sur, ante este temporal del niño muy tempestuoso. Según la TGC , ni el poder puede sanear, sin la ayuda prestada por la superación de la ignorancia.