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Mostrando las entradas de abril, 2016

La corrupción y la jerga

Un parroquiano del Alto Paraná me decía: “Nosotros, a la jerga la consideramos corrupción sistémica”. Según la TGC, teoría general de la corrupción, el poder y la ignorancia son los elementos que conforman la corrupción.  Por eso se ha establecido una fórmula universalmente aplicable, a todos los casos. Al comprender el poder y su responsabilidad, en cualquier sistema político, que estriba en no permitir la confusión de la denominada “jerga”, de los intereses personales o sectoriales, alegando ataques en perjuicio de los intereses generales, pero solo de boca; lo cual, por definición dimos en llamar también, ideología parcial.

La corrupción y las noticias

Un parroquiano de Pedro Juan, se quejaba del cuarto poder , mientras veía las noticias nacionales: —“Pero, ¿acaso hay corrupción en el país?”. Según la TGC (Teoría General de la Corrupción), la ignorancia siempre está en movimiento, por ser elemento dinámico del sistema. “Esta idea de solo buscar ventilar  los actos, hechos y prácticas de la corrupción sistémica, a través de la prensa, casi nunca tuvo efecto positivo, y últimamente, hasta se puede pensar que resulta un medio de “lavar” a los peces gordos, de tales acusaciones”— explicaba el ciudadano del Norte.

La corrupción y las maquinaciones

Un ofuscado parroquiano de Caaguazú, me explica: “Aquí las maquinaciones de las autoridades, hacen la corrupción sistémica”. Según la TGC, el poder siempre usa y abusa, si el ciudadano calla: Una costumbre de alterar la ley a favor de quien manda, en perjuicio de todos. Ocurre en cualquier sistema político. Se hizo hábito, en Paraguay, a lo largo de su historia, para los que han manejado los bienes públicos, el convertirlos en parte de su acervo personal o familiar; ya sea a manera de concesiones, licitaciones, adjudicaciones de tierras, desvíos y en general, de la disposición ad libitum del presupuesto general de gastos.

La corrupción debe estudiarse

Un parroquiano de Alberdi me decía: —“La corrupción debe formar parte del programa de estudio, en la formación de los niños y jóvenes del país, para poder bajarla realmente”. Recién al contar con una Teoría General sobre la materia, puede sistematizarse el estudio, en los diferentes niveles educativos. Mucho se ha escrito sobre el tema, pero nunca una teoría general de la corrupción, que abre el camino para ser considerada una ciencia. Esto es necesario porque la sucesión repetitiva de actos, hechos o prácticas de corrupción, tiene resultados o consecuencias perjudiciales para la sociedad, nacional o internacional, dentro de cualquier sistema político. Entonces, al ser universal y no local, requiere de un estudio sistémico completo , de principio a fin: transversal a las demás ciencias sociales.

La corrupción y el accionar

Un parroquiano del Bañado, cerca de Cateura me explica preocupado: —“La confusión de la ética, en el accionar gubernamental, nos está demostrando que transparente no es sinónimo de perfecto”. Según la TGC, teoría general de la corrupción , estudio específico jurídico y político del flagelo: la ignorancia tiene grados perfectamente delimitados y que necesitan ser conocidos, si se pretende lograr cierta eficiencia en la materia. La gente distingue perfectamente, hoy, la corrupción sistémica, como la que afecta a toda la función pública. Ya no confunde ética con transparencia, aunque siga siendo la promesa en boca de la mayoría de los políticos al tomar un cargo.

La corrupción y el "error"

Un parroquiano del Alto Paraná me decía: “El error puede ser voluntario y la ignorancia lo convierte en corrupción”. Según la TGC, los poderes hacen la interpretación de la ley. El campo de la sociedad preferido en el uso de los “errores” sería la política; para hacer prevalecer ciertas ideas parciales, con viso de interés general; muy difícil desentrañarlo en las acciones, ya que las ideas en democracia deben fluir libremente. Libertad de acción y pensamiento, esperando resultados positivos.

La corrupción y las bases

Un ciudadano de Alberdi repetía: “La diferencia entre los desarrollados y los subdesarrollados, está en la corrupción sistémica, que en éstos últimos, hace la ley”. Según la TGC, todo poder es corrupto si no baja la ignorancia en su pueblo; porque aquella entraña obscuridad y mal gobierno. El tener como base a cualquier sistema político, trae aparejado responsabilidad de cuidar la justicia, haciendo respetar el Estado de derecho a favor del bien de todos; pero, al confundir ese fin, simulando, con el solo afán de solucionar sus problemas personales o los de su grupo, desaparecen la claridad, la libertad y la virtud del panorama político.

La corrupción y la falta

Un parroquiano de Ciudad del Este repetía: —“La falta es el condimento de la corrupción sistémica aquí en Latinoamérica”. Según la TGC, la ignorancia interpretativa, utiliza siempre ese término para obscurecer los hechos denunciados. Para tratar este asunto de la “falta”; se debe partir de la distinción entre derecho público y privado. El primero no admite duda o desconocimiento en el proceder de las funciones públicas. Quienes caen en supuestas faltas, pretendiendo argumentar, como si fueran hechos leves y sin importancia, se olvidan del principio de legitimidad en el manejo de lo público y social, en un Estado de derecho.

La corrupción y la oferta

“Nuestra gente sigue creyendo en la oferta de la corrupción sistémica, por sus cultivos”— me decía un bañadense de Cateura. Según la TGC, la ignorancia , es el factor dinámico de la economía y el derecho , que genera y mantiene las falsas expectativas en un sistema. Esta expresión de contrariedad por la burbuja de las ofertas, no solo se aplica a los campesinos en nuestro país; sino que se extiende a todos los votantes, manejados a través de la compra de conciencia, que es movida económicamente. Se descuida así la claridad, la libertad y la virtud, por falta de civismo en los políticos, que son los encargados directos de levantar la conciencia de los ciudadanos: para lograr la tan mentada joya, de vivir bien a través de sus trabajos y esfuerzos.

La corrupción y América Latina

Me decía un parroquiano de la Ciudad de Pilar: “¿Quién pensaría que América Latina está hoy dominada por la corrupción sistémica?”. Según la TGC , todo poder está habilitado tanto para disminuir como para sostener a la corrupción. Si se pretende que un país progrese, es indispensable optar por la primera opción. Nada resulta más real, al seguir los acontecimientos transmitidos; sobre los actos, hechos y prácticas de la corrupción en toda Latinoamérica. Sin evaluar a qué sistema político responde, la gente declara con total convicción su deseo, por aumentar: claridad, libertad y virtud, en todas las funciones públicas, respetando el Estado de derecho a favor de los ciudadanos, comprometidos a cuidar y defender la democracia. “ Debemos respetar la Constitución y evitar las interpretaciones acomodaticias, sobre la base de la ignorancia peligrosa de cualquier partido” —instaba el pilarense, preocupado. “Nosotros hemos pagado la jugada, de habilitar, en nombre de la democr

La corrupción y la imparcialidad

“La sombra de la corrupción sistémica, ampara en las compras públicas, simulando imparcialidad y supuesto progreso”— decía un parroquiano de Pilar. Según se ha estudiado en la TGC , la ignorancia pone todos los recursos posibles, al servicio del poder. Esta claridad que se vislumbra, hoy, sobre los hechos, actos y prácticas corruptas, de los funcionarios públicos, nos muestra el resultado de la implantación de un gobierno comercial, carente de alcance político.

La corrupción y los más sensibles

“A esta altura los más sensibles de la sociedad, sostienen al país, manejado por la corrupción sistémica, en nombre de la democracia”— razonaba un bañadense. Según la TGC, el poder, naturalmente corrupto, debe bajar los niveles de corrupción sistémica, de modo a evitar su propia insostenibilidad. Al pretender separar acción política del cumplimiento de la ley; pasar por encima de los principios de un Estado de derecho: se está quebrando la propia fundamentación republicana y democrática.

La corrupción y los criterios

“La facilidad para justificar cualquier “criterio”, en la interpretación de las leyes; acrecienta la corrupción sistémica nacional”— me decía un parroquiano del Alto Paraná. Según la TGC, el poder y la ignorancia son componentes básicos para que se construya la corrupción. Ningún sistema político es inmune a este flagelo, de carácter nacional e internacional. “Entonces el criterio de justificación es lo más llamativo” —decía el ciudadano paranaense preocupado.

La corrupción y lo aleatorio

“No hay nada más triste para la gente del Bañado Sur, que ver a los corruptos sistémicos, libres, sonrientes y sin pena” —me decía un parroquiano de dicha zona. Esto ocurre, según la TGC, porque el poder es el encargado de la interpretación de las leyes, en gran parte de los casos. Este contrato aleatorio, ante la sociedad, de buscar la justicia, muchas veces juega un papel un tanto preocupante, cuando los involucrados son acomodados y tienen suficientes medios económicos. Pero no se puede seguir el mismo juego, al existir antecedentes, en otros casos, favoreciéndole con medidas que comprometan la confianza de la gente; desprestigiando el propio trabajo de los representantes del ministerio público, tan golpeados como los campesinos, que protestan por ser usurpados, en el pago de lo que producen, al vender en el mercado.