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Mostrando las entradas de mayo, 2014

Siglo XXI: La era del aprendizaje social

Para lograr métodos efectivos y valorables contra la corrupción, la sociedad, como ente heterogéneo debe iniciar un permanente aprendizaje. Sin prejuicios, subyugaciones y criterios pretéritos. El siglo XXI representa la expansión de la información sin límites. La ignorancia sin límites. El conocimiento sin límites. Y precisamente, los límites, basado en los valores, solo las personas, los ciudadanos, podrán establecerlos. Pero no ya con un dirigismo estatal, sino con un verdadero espíritu democrático. Ya no somos meramente “pueblo”, somos gente, iguales, en dignidad y derechos.

La corrupción y la colegiación obligatoria

Un parroquiano del Bañado Sur, me decía: “Si ahora obligan a los profesionales a pedir permiso para trabajar, cada día el pobre estará  más abandonado aquí…” Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, puede causar estragos en los países subdesarrollados; mientras que, en los más avanzados, hasta puede pasar desapercibida. La figura de la ‘colegiación’, parecía superada en nuestro país; no tan ética cuando se trata de cuestiones sociales. No solo porque existen muchas profesiones sin título; sino porque el ‘claquismo’ de la democracia bananera, nos llevará, más fácilmente a cortar la libertad profesional, que a mejorar la calidad, utilizada como motivo para la promulgación. Los favorecimientos o “empujoncitos”, para tal o cual familia, partido, grupo o compadre del poder, es una realidad visible hoy por hoy, en cualquier adscripción social, función pública o registro profesional. Tanto más podría verse reforzado, en una cuestión limitante y fundamental, individual

Doctrina de la curación social

La corrupción llevó al caos, y el caos obligó a los seres humanos  a construir el derecho; pero el derecho, como toda decisión humana, tuvo un efecto colateral: la corrupción sistemática. Que tiene como fin la autodestrucción del propio derecho, relativizando sus postulados. ¿Está preparados el derecho y la sociedad para reinventarse y combatir su propio veneno?

La corrupción y los insumos públicos

La responsabilidad del Estado, en cualquier sistema político: cuidar de los insumos públicos, para hacer respetar la ‘plata’ de los contribuyentes. Ante esta realidad, los actores son responsables por los daños y perjuicios de la corrupción sistémica, provocados durante su administración. Según la TGC, si el poder no cumple lo establecido constitucionalmente, su administración es injusta. Porque todo poder envilece y es corrupto por naturaleza, teniendo a la ignorancia en la ocultación como sustento, el estudio objetivo de la realidad política, se hace imperioso.

PANCORRUPCIÓN*: La clave roca y fluido

La corrupción es fácilmente identificable ya que esta necesita de un sistema para funcionar, y los sistemas tienen una forma mecánica de funcionar, al contrario del fluido del derecho natural. Lo mecánico es detectable, si la ignorancia es superada. La corrupción utiliza el principio de ignorancia por sistematicidad , de modo a funcionar y hacer frente a la magnitud del fluido del derecho natural que es permanente, no tiene forma y se encuentra en todos lados, no tiene concentración. En cambio, la pancorrupción , tiene concentración en dos aspectos: la ignorancia y el poder, y sobre ello reducen su acción, de modo a protegerse del aluvión permanente del derecho natural y de la justicia.

La voluntad en los sistemas de corrupción

El sistema de la corrupción, compuesto por los dos elementos básicos, ignorancia y poder, no requiere de una voluntad plena, o consentimiento expreso de las personas, para que funcione como tal. Es decir, los eventuales agentes, solo necesitan del vicio de la ignorancia, entendida como una negación, y no como un simple desconocimiento, para que  actúen dentro del sistema. Por eso, mencionamos que el vicio principal de la voluntad, en estos tiempos de la sociedad, es la ignorancia. Pero una ignorancia que tiene tres grados, que se interrelacionan según la actividad que realiza la persona, y las normas que rigen tal actividad.

La corrupción y los pueblos originarios

La historia vieja de nuestros pueblos originarios, abarrotados por la corrupción sistémica: hace más difícil mitigar sus males, a favor de sus derechos. Según la TGC, sin el poder no existe civilización; sin embargo, la ignorancia en la ocultación de tal poder, puede causar todo tipo de injusticia. Desde la llegada de los ‘blancos’, en muchos de los pueblos nativos, hubo y habrá mucha corrupción sistemática, tratando de expoliar económicamente, a través de promesas incumplidas, realizadas en la fuente de la emergencia y  la necesidad. Utilizando, el derecho, en su interpretación, para alargar el cumplimiento de sus derechos.

La corrupción y los métodos de expresión

Para la corrupción sistémica, no existe otro método de expresión: más que el derecho y su fiel cumplimiento en la sociedad. De allí resulta la diferencia sustancial, con la que denominamos “corrupción subjetiva” o contra ley, que atenta directamente contra la disposición legal, a título individual o grupal. Según la TGC, esta corrupción se vale del poder y de su estructura; pero, un gobierno, está constitucionalmente, obligado a disminuirla, pese a esta simbiosis, aparentemente, indestructible; por medio, finalmente, del derecho positivo y de principios. Aquí radica la importancia de la justicia, en la civilización; sin ella, no puede haber progreso ni adelanto social alguno.

La corrupción y la razonabilidad

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: “Aquí la razonabilidad y la buena fe, no existen; en la vida, día tras día” Según la TGC, si el poder y su estructura, no pueden bajar la injusticia; es por la influencia de la corrupción sistémica. La ‘buena fe’ y la ‘razonabilidad’, tal vez sean principios inaplicables a la función pública; donde la responsabilidad, sin presunción de duda, es la que obliga a cumplir con los mandamientos legales de un cargo.

La corrupción y la participación política

A este principio de ciencia, gran favor le hace la política, ya que de ella depende el progreso de las naciones democráticas. Según la TGC, el poder de un país, es la resultante del desarrollo de sus ciudadanos. Por ende, la participación política, dentro del sistema social, bajo un Estado de derecho, con libertad, es fundamental para levantar la cultura cívica. Un aspecto, durante mucho tiempo, desconocido en toda Latinoamérica; muy especialmente, en Paraguay.

La corrupción y el derecho positivo

Aspectos del poder fáctico y el poder virtud Estas dos fuerzas de poder luchando por prevalecer, dan el fundamento al derecho positivo. Expresados en el combate entre el espíritu de las normas y la materialidad de la norma. Las dos formas de enfocar o de ver el derecho son el iusnaturalismo y el positivismo. Durante mucho tiempo tuvo preeminencia el iusnaturalismo, que explicaba la existencia de un orden moral y de normas superiores, un derecho natural, que da origen a las normas positivas.

La corrupción y los 'desamparos'

Me decía un parroquiano del Alto Paraná, “aquí sabemos nuestro mal, con nombre y apellido; pero la corrupción sistémica nos ganó”. Para resaltar, según la TGC, si el poder no trata de enseñar a la población, una política clara, jamás baja la injusticia. Sea cual sea el sistema de gobierno vigente: Si los encargados de administrar la estructura gobernante, abandonan a la población, el desarrollo social queda en el olvido.

La corrupción y el 'control ciudadano'

E l despertar de la democracia en el país, otorga la posibilidad de conocer, a todo el poder, por medio del control de los propios ciudadanos; gracias, al buen servicio de la prensa, también llamado ‘cuarto poder’. Según la TGC, si la ignorancia en la ocultación de un poder, no disminuye sustancial y progresivamente, durante un gobierno, existe cada vez más injusticia. Bajo este principio se ciñe, la trascendencia del estudio de la corrupción, como una materia científica, en la acción política.

La corrupción y las obras públicas

Tal vez nuestro país sea la ‘niña bonita’, para las inversiones en obras públicas; pero la corrupción sistémica, va quitando las garras, desdoblando interpretaciones. Según la TGC todo poder pone la estructura, que fácilmente, puede ser viciada por la ignorancia. Este flagelo, grave para cualquier nación del mundo, solamente puede sobrevivir en sistemas.

La corrupción y la calidad de vida

Me decía un parroquiano del Bañado Sur: “Si la corrupción es una ciencia, aquí creo que todos somos, más o menos ‘másteres’; y los de arriba verdaderos ‘magister’ de la especialidad. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación de todo poder, hace imposible la comprensión a la generalidad, sobre la realidad de las acciones del aparato estatal.

La corrupción y la teoría del velo

A continuación, un extracto de la teoría general de la corrupción (2011): ¿Es la corrupción un acto de ilusión? La respuesta es no. Es un acto plenamente real, tiene resultados concretos y procesos identificables. Pero solo si se comprende el concepto de ignorancia, como instrumento de medición científica del sistema. La teoría del velo, parte del principio de la “ilusión” o falsa percepción, basado en la ignorancia del público con respecto a las decisiones de los agentes de poder. Busca quitar la venda de los ojos a la gente que desea intervenir en la política gubernamental ya sea como ciudadano común o como funcionario electo.

CORRUPCIÓN: "Es una ciencia"

Hoy el Paraguay festeja su independencia nacional, de la cadena europea; pero sigue atado a la de sus vecinos y a la corrupción sistémica latinoamericana. Según la TGC, la corrupción solo puede bajar, si es tratada como una ciencia, comprendiendo sus sistemas. Eso es lo que exige una democracia participativa y social, digna de aplaudir, al gobierno; eso lo vivimos hoy en Paraguay, como nunca jamás fue visto. Todas las libertades son respetadas y vitoreadas, en todo el país; la gente se manifiesta libremente, se expresa según su saber y entender.  El Estado de derecho, lo garantiza. Esto lleva a reconocer públicamente, la necesidad de incluir el estudio de esta ‘ciencia de la corrupción’. A fin de comenzar a practicar la claridad, la libertad y la virtud, superando paulatinamente, los vicios de este flagelo nacional.

La corrupción y el empleo público

Nuestro sistema político, de tinte público-privado, tan pintoresco en el respeto de los funcionarios público: Los mismos que han electo a las autoridades, son llevados a la corrupción sistémica sin parangón. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, siempre actúa de manera fantasiosa, en la estructura de la función pública social. La posibilidad aumenta cuando, existe una gran eclosión social, a través de la democracia representativa y un Estado de derecho, sin mucha comprensión de parte de los servidores; esperando siempre seguir el sistema autoritario, confundiendo las cosas públicas con su patrimonio personal.

La corrupción y el plan salarial

En nuestro país, la idea de justificar la postergación del respeto a los derechos de los trabajadores, siempre fue promovida por todos los gobiernos; hasta la fecha, es la corrupción sistémica de los distintos poderes, la que dicta el plan salarial en el país. Según la TGC, el poder, cuyo elemento es la ignorancia, por medio de su estructura, es fácilmente permeable a la sucesión de hechos, actos y prácticas de corrupción. Esta irregularidad en el plan salarial, nos demuestra de cuerpo entero, cómo se manejan los derechos de los trabajadores en el país; por la poca organización jurídica de los sindicalistas y el interés personal de ciertos dirigentes, quienes entregan y apoyan falacias, por mantener un buen vivir para unos pocos, a costa de los funcionarios en general.

El método curacionista para el bien común

A través de la creación del sistema podher , hace más de 35 años, pude darme cuenta de un detalle importante sobre la educación social. Son el juego, las primeras organizaciones y la incidencia política, las claves para el desarrollo de cualquier sociedad. Al contrario de lo que se piensa, los juegos y los vicios humanos pueden ser importantes catalizadores, si son reinvertidos a favor del conjunto social. No se los debe simplemente satanizar. Se los debe reintegrar a la conciencia, de modo a favorecer el aprendizaje. Conclusiones

La corrupción y la ejecución presupuestaria

Nosotros los paraguayos estamos muy acostumbrados, a no pensar en presupuesto: ni a respetarlo, si es que lo tenemos, en su ejecución, a favor de las instituciones. Según la TGC, ‘la ignorancia’ en la obscuridad del poder lleva implícita: el vicio y la injusticia. Al tener esta realidad, en el vivir, nos parecen muy inteligentes algunos politiqueros, deseosos de ser protagonistas ante el pueblo: solo para seguir usufructuando con facilidad su banca y sus privilegios, en las distintas reparticiones estatales.

La corrupción y la prescripción constitucional

A este flagelo solo podrá disminuirse y comprenderlo, respetando las prescripciones constitucionales, de un Estado de derecho, en democracia. Esto es así, según lo explica la TGC, porque todo poder nace de la corrupción y solo el derecho puede equivalerlo, para al menos dar posibilidad de defensa civil al pueblo. La costumbre de las democracias bananeras, ha hecho temblar a toda Latinoamérica, al decir una cosa y hacer totalmente otra. Resguardando intereses personales o comerciales, de los amigos, conocidos y correligionarios, en nombre de un sistema; total, la política, sin la exigencia de preceptos constitucionales vinculantes, es un simple festín, en manos de politiqueros: sin ética ni principios. Así es como se sigue confundiendo a la gente, sobre el bien común, con discursos y promesas vanas, que ocultan en la ignorancia, los intereses de unos cuantos. Algunas instituciones públicas necesitan ser saneadas y re-encausadas, para bajar el índice de hechos, actos y prác

La corrupción y la confianza de la gente

Entre la corrupción y la confianza de la gente en las instituciones, juega un papel preponderante, la política; elemento de toda acción, único capaz de disminuir el flagelo universal.                Según la TGC, si el poder, dueño de la estructura, utiliza sus medios de disposición, para complacer fines personales, descuidando el interés general, deviene en injusticia.

La corrupción y los trámites burocráticos

Un parroquiano del Bañado Sur, me decía recientemente: “Si por los colores mejoraría la vida en sociedad, este Bañado sería una maravilla”. Pude entender que se refería al cromatismo político. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, puede instalarse fácilmente en toda burocracia. Una estructura dura y estática, para las innumerables necesidades sociales, dinámicas y cambiantes.

La corrupción y los acuerdos

Dura realidad la de los acuerdos gubernamentales: Para perdonar los hechos, actos y prácticas de la corrupción sistémica del país. Esto se explica, en la TGC, cuando “el poder, a través de su estructura, puede bajar o empeorar los niveles de corrupción”. Con los “acuerdos de compensación”, el pueblo nuevamente, puede darse cuenta del perjuicio que causa este flagelo sistémico, para la justicia del país.

La corrupción y la voluntad

Un pueblo en democracia, es grande y próspero, en la medida que levante su voluntad de luchar contra la corrupción sistémica. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, utiliza a la voluntad popular, muchas veces, para buscar legitimar las injusticias.

Los códigos de ética en sistemas de corrupción

Los códigos de ética, por muy elegantes que resulten para los ámbitos del poder, y justifiquen los gastos en concepto “anticorrupción”, no tienen una relevancia jurídica, ni desalientan la corrupción. Al contrario, podría fomentar un “blanqueo” generalizado y generacional, con la creación de los mentados “tribunales éticos”.

La corrupción y la prensa

Unidos de cuerpo entero, como siameses, en toda sociedad del mundo: La corrupción necesita a la prensa para simular cualquier objetivo económico, así como la prensa barata necesita de la corrupción sistémica, de los recaudadores del Estado, para sostener su ideología propagandística financiera.

La corrupción y los comités de evaluación

A diario somos testigos de los atropellos de la politiquería; en nombre de cualquier autodenominado, comité de evaluación: al servicio de la corrupción sistematizada en el Estado. Según la TGC, la justicia debe buscar siempre la equidad, para disminuir la corrupción en todos sus niveles. Pero, si los mismos partidos con representación, no tratan de orientar a sus dirigentes, para luchar y bajar este flagelo; el país se convierte en un barco a la deriva: sin rumbo, donde los politiqueros aprovechan la necesidad de la gente, por medio de los ‘comités’, mesas de trabajo y otras conformaciones de mera propaganda. Con la repetida promesa de mejorar la situación nacional.

Sobre la corrupción y el aparato estatal

< >. Según la TGC, si un ‘poder’ no puede controlar su estructura, predominará la ignorancia y la injusticia en el gobierno, caldo de la corrupción sistémica. Los gastos son cuantiosos, en el aparato estatal, pero sin la disminución de los niveles de corrupción, es dinero perdido año tras año, para la puesta en marcha de proyectos y planes decodificados como ‘tragada’ para los amigos. Flagelo tan rebelde y contaminante como el lago Ypacaraí: hoy nuevamente con cianobacterias.