Me decía
un parroquiano del Bañado Sur: “Aquí la razonabilidad y la buena fe, no
existen; en la vida, día tras día”
Según
la TGC, si el poder y su estructura, no pueden bajar la injusticia; es por la
influencia de la corrupción sistémica.
La ‘buena
fe’ y la ‘razonabilidad’, tal vez sean principios inaplicables a la función
pública; donde la responsabilidad, sin presunción de duda, es la que obliga a
cumplir con los mandamientos legales de un cargo.
Al
escarbar un poco más, nos damos cuenta que en la Ley y sus intérpretes, está
instalada la corrupción sistémica, en los distintos poderes. Con esa situación,
sus funcionarios fácilmente pueden argumentar, por desconocimiento, la
presunción de inocencia, que les asiste y es muy usada en el periodismo.
Aquí en
el Bañado Sur, me afirman algunos pobladores, que no existe la buena fe; porque
siempre fueron engañados por los políticos, quienes nunca llegaron a cumplir
con sus promesas de campaña.
La
democracia participativa, social de derecho, en libertad de expresión, va
ejercitando a la gente, en todos los niveles sociales; factor fundamental para
bajar este flagelo y airear la estructura podrida de los poderes.
Sin
política ninguna civilización puede vivir; como tampoco los políticos, actores
del buen camino de la sociedad, cuya razonabilidad debe ser la brújula de guía,
a favor de todo el país.
Algunos
intereses personales, afectados por la práctica de la democracia verdadera, que
es contraria a la ‘bananera’, común en Latinoamérica, están queriendo
torcer nuevamente los derechos
adquiridos por el pueblo.
Cuando
la gente exige más a los políticos, están cumpliendo con una ‘razonabilidad’
constitucional; por ende, tienen el pleno derecho de conocer todos y cada uno
de los actos públicos del Estado. Es el poder el responsable directo, de llevar
progreso o atraso a las comunidades del país.
A la
buena administración de la justicia compete, no solo recibir denuncias, sino
cumplir y hacer cumplir la ejecución, dentro de un tiempo razonable, contra
aquellos “peces gordos”, involucrados en los hechos, actos y prácticas de la
corrupción sistémica.
Algunos
pobladores ribereños, del río Paraguay, siguen preguntándose si en verdad existe
justicia, contra los corruptos, ¿cuánto se ha recuperado hasta hoy y quiénes
están en la cárcel?
Dura
verdad existe en estos lugares, si una ley se promulga con muchas lagunas, hay ignorancia, elemento
invariable de toda corrupción sistémica.
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