Dura
realidad la de los acuerdos gubernamentales: Para perdonar los hechos, actos y
prácticas de la corrupción sistémica del país.
Esto se
explica, en la TGC, cuando “el poder, a través de su estructura, puede bajar o
empeorar los niveles de corrupción”.
Con los
“acuerdos de compensación”, el pueblo nuevamente, puede darse cuenta del
perjuicio que causa este flagelo sistémico, para la justicia del país.
La
misma situación se presenta para el país, en los tratados y convenios
internacionales, con los países vecinos. Los cuales, amparados en nuestra “mala
calificación”, cada día están expoliando más, a costa de nuestra necesidad; por
la falta de claridad del gobierno, que no tiene el interés, ni la voluntad,
para reclamar ante los organismos supranacionales correspondientes, para hacer
frente a los abusos en las hidroeléctricas. Cuyos daños colaterales se están
pagando con la marginación, el aislamiento y la damnificación diaria de la
gente, por el desborde de los cauces hídricos.
La idea
comercial no puede primar sobre el derecho internacional; por ello, los
acuerdos no pueden interpretarse en perjuicio de la colectividad, del bien
general y común universal. Lastimosamente, la ignorancia y la ocultación han
sido la constante, motivo de lucha e independencia en nuestra nación.
La
simple propaganda de que “se está mejorando el país”, resulta insuficiente. Los
hechos demuestran caída de la calidad y el nivel de vida de la población;
producto de la inequidad en el juzgamiento.
Pero todo
un quinquenio de corrupción política, ahora pretende ser paliado aumentando los
impuestos, los peajes y todo aquello que pueda ser quitada a los que producen
en el país.
Mientras,
la corrupción sistémica seguirá beneficiando a los parientes y amigos, en las
diversas instituciones; lo cual genera que la interpretación de la Ley se
realice a la medida de los intereses; de los que mandan, repercutiendo este
caos interno, en la flaqueza y la entrega en los acuerdos internacionales
corruptos de ignorancia jurídica.
Comentarios
Publicar un comentario