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La corrupción y la comunicación

—“Sin la comunicación de la prensa, la corrupción sistémica sería devastadora, tal vez”— me decía un alberdeño. Según la Teoría General de la Corrupción (TGC), la ignorancia en la ocultación del poder, tiene como su enemigo natural a la prensa. Últimamente la gente considera efectivamente, a la prensa, a la hora de hacerse oír como ciudadano y defender sus intereses comunitarios; cuando los legítimos encargados, no cumplen a favor de sus propios electores.

La corrupción y los usuarios

Me decía un parroquiano del Alto Paraná :— “Tenemos que estar con el “Jesús en la boca”, para contrarrestar el ataque de los encargados, representantes nuestros, que administran los servicios públicos en los municipios; a causa de la corrupción sistémica en sus estructuras”. Según la TGC, el poder otorga la estructura perfecta para que la corrupción se desarrolle. Por eso, podríamos afirmar, sin temor a equivocación, que las instituciones municipales, deben ser mejoradas para superar el abuso de poder y de derecho, en que están incurriendo diariamente, contra sus propios electores. Deben comenzar que los ciudadanos son usuarios de servicios, que obligan en sus cargos, a prestarlos eficientemente.

La corrupción, "la vista y el oído"

Como si fuera que nos faltan motivos, que causen la corrupción sistémica, se ha hecho negocio hasta con el “vista y oído” de la gente, requisito para manejar un vehículo. Según la TGC, la ignorancia en el ocultamiento del poder, puede hacer estragos si no actúa la ley, a tiempo. Un Estado de Derecho, sin buenos ejecutores, en democracia, se constituye en un simple fetiche; solo capaz de ejecutar y producir, más hechos, actos  y prácticas que favorecen a la corrupción sistémica.