A
través de la creación del sistema podher,
hace más de 35 años, pude darme cuenta de un detalle importante sobre la
educación social.
Son
el juego, las primeras organizaciones y la incidencia política, las claves para
el desarrollo de cualquier sociedad.
Al
contrario de lo que se piensa, los juegos y los vicios humanos pueden ser
importantes catalizadores, si son reinvertidos a favor del conjunto social. No
se los debe simplemente satanizar. Se los debe reintegrar a la conciencia, de
modo a favorecer el aprendizaje.
Conclusiones
La
curación social no es un proceso instantáneo, light, ni mucho menos, fácil. Es un proceso que implica ciencia,
arte y conciencia. Pero toda sociedad lo va a iniciar, más tarde o más
temprano. Y el proceso no tiene un final, como lo proponen los
estructuralistas, de izquierda o de derecha. Es un permanente peregrinar con la
justicia. Y la justicia, le guste a quien le guste, es y debe ser justicia, y
no la mera ejecución de leyes y decretos.
La
ignorancia es el catalizador, que al ser superada es positivo; al contraerse,
sin embargo, se convierte en elemento desfavorable para la curación. La gente,
a partir del conocimiento, decidirá en que sentido utilizarla. Las cartas están
puestas a disposición de los jugadores.
El
principio de todos los principios deberá ser la sinceridad, la verdad en la
apreciación.
La
sinceridad en cuanto a nuestro orden moral, y su correlación con los sistemas
legales. Eso ya disminuirá en gran medida la ignorancia, y con su disminución,
el crecimiento de la conciencia.
La
curación como deber político
Es
la curación social, el único deber político, a través de la justicia.
Al
convertirse en una aspiración conjunta, podremos ir advirtiendo nuestro
crecimiento como humanidad, como seres humanos en sociedad.
El
deber político se trasladará, con sapiencia, no solo a las autoridades sino a
toda la sociedad civil. Juntos en un punto, concordante de curación mundial, a
través de la justicia social.
El
equilibrio llegará, entonces, del efluir del derecho natural y la oxigenación
de las estructuras del poder; al convertirse la función política, en una
vocación de vida, en una entrega plena de cuerpos y espíritus sanos, en pos de
la curación de la sociedad.
Ya
no más avance en la sombra de la ignorancia y la corrupción. Deben estar a la
luz del día. Si parte de ese amanecer fue posible, para la claridad de más de
un ventanal mental, el objetivo, la aspiración, está cumplido con creces.
La
sabiduría y la conciencia identifiquen, ante los rayos de luz de verdad, su
propio camino hacia la consecución de la justicia en la tierra.
Que
así sea.
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