Me llamó una parroquiana de Barrero Grande: "Aquí está el progreso del Paraguay de hoy..."
Según la TGC, la ignorancia de la ley es utilizada en las obras.
Al no respetar la vida, al construir una ruta internacional, se están burlando todos los principios de los derechos humanos, cuyas normas están muy claras en la propia Constitución Nacional, por lo tanto, se deben respetar y obligar a que las empresas ruteras también lo hagan.
"Eso dicen, tal vez la ley y los convenios internacionales, pero aquí manda el abuso de los poderes" -afirmó.
Esa es la verdadera cara de los países pobres y subdesarrollados, parecen muy preocupados en crear fuentes y medioa de supuestos trabajos, para sacar beneficios desmedidos de las propias necesidades sociales y hasta abusivamente, amparando un conservadurismo galopante en todo el país.
No comprenden sus habitantes cómo sacar el yugo y llevar la carga con igualdad de condiciones, así como debe ser en democracia.
"Nosotros, los pobladores vivimos igual que en un calabozo, encerrados, sin poder salir"
Hoy, esta claridad puede ser justipreciada por el absurdo manejo discrecional de la administración de los contratos; pero, si escarbamos, encontraremos organismos nacionales e internacionales, con grandes oficinas mantenidas por todos los componentes del Estado, como supuestos encargados para dar una solución rápida y de civilización.
"Todos los barrereños decimos que el ministro de obras públicas debe renunciar, si tiene un gramo de ética"
En eso creo que están muy equivocados: en el país, la ética no se conoce, menos la moral ni las buenas costumbres, siempre que no beneficien a favor de los luchadores de anticorrupción de boca, tan abundantes en todas las oficinas públicas del país; sin ser reconocidas sus quejas, campeando la ignorancia.
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