Me decía un parroquiano del Bañado Sur: “¿Qué el zorro no puede cuidar el gallinero? Sin embargo, la corrupción
sistémica siempre es ley.”
Según la TGC, todo poder del Estado, puede exigir cumplimiento a sus
seguidores, votantes y funcionarios. Pero, si no baja en sus círculos, la
ignorancia en la ocultación, traducida en privilegios y beneficios inherentes a
la gran corrupción, que es objetiva, más que de los sujetos, cundirá la
desconfianza ciudadana en el gobierno; tanto respecto a su cualidad democrática,
así como a su legitimidad de acción.
Estas decisiones políticas, comienzan a sembrar duda en la
gente, lectora de los problemas nacionales; al saber el interés o trasfondo de
sacar a los “planilleros” y afines, muy unidos a la base electoral de los
principales dirigentes partidarios del país, sus amigos, parientes y
colaboradores directos.
“Los zorros no pueden
cuidar un gallinero, por más domesticados que sean”, insistía el asunceno.
Esta democracia nos va encaminando hacia un buen aprendizaje
de los conceptos, los términos y el interés social; principalmente de los
derechos de todo trabajador y su situación: algunos han conseguido trabajo en
recompensa de favores políticos, a nombre de una supuesta democracia
pluripartidista, financiada sobre la espalda de la necesidad paupérrima de la
gran mayoría de la población. Otros, tal vez, realmente trabajan, pero sus
funciones no son productivas para los equipos políticos que asumen en la
alternancia.
“Hoy el zorro pone las
condiciones para trabajar en la función pública, esperando, que con su disfraz
pueda transformar, la corrupción sistémica imperante en más de medio siglo, en
un blanqueo al estilo bananero del pasado, esperando el silencio de los
corruptos, que ayer fueron acompañantes y correligionarios, pero que hoy son
los perseguidos de turno”, afirmaba contundente el parroquiano.
La movida de los sindicatos es buena prueba, para las
baratijas de la entrega de los mismos, ante la realidad; sin claridad, ni
libertad ni virtud, sobre los hechos, actos y prácticas de corrupción en los
distintos entes públicos, cuyos resultados tenemos a la vista: miles de
millones nunca saneados y mucho menos recuperados. Mientras los autores,
rápidamente consiguen medidas favorables, mientras la necesidad y el
encarecimiento, paga todo el país, en manos del zorro.