Me
decía un parroquiano del Bañado “Cateura”, hoy muy famoso por su orquesta de
instrumentos reciclados; rescatado del vicio y la ignorancia, como un lunar en
la perversión: —“Si cada uno de los senadores y diputados comen, a costa del
Estado por valor de ciento cincuenta mil guaraníes por día; eso equivale a 17,
7 % del salario mínimo mensual. Además de algunos otros privilegios y
beneficios adicionales, que ellos mismos se auto-retribuyen de todo el
presupuesto nacional, sin aparecer de su seno una sola voz de protesta hasta
hoy…”
Según
la TGC, toda injusticia, es la suma de vicio e ignorancia, lo cual da como
resultado corrupción sistémica.
Nuestro
país es conocido a nivel mundial, gracias a las encuestas sobre percepción de
corrupción, como uno de los más corruptos de la Región.
La preocupación
de un humilde poblador del Bañado, donde la inmundicia de la cloaca a cielo
abierto, espanta y da miedo: Así como el vicio y la ignorancia, de estas auto asignaciones,
que exceden, llegando al abuso, de aquello que pueda conocerse como “dieta
parlamentaria”. La cual debería consistir más en un criterio de honor, que en
un vale supermercado. Al menos, un poco más se esperaba de los representantes
principales de nuestra democracia.
Un
Estado social de derecho no se instituye para el presente, sino para el futuro,
el cual resulta incierto cuando el predio legislativo más se parece a un
establo de engorde intensivo de ganado, que a un cuerpo colegiado político.
El
vicio y la ignorancia equivalen a la injusticia, aplicada en cualquiera de los
poderes y sostenido por la corrupción sistémica. Por eso la vida de un
verdadero político, debe consistir en la búsqueda constante de un mejor vivir
para su pueblo, no en el oportunismo de sacar beneficio, hasta en el almuerzo
diario.
“La
gente en el Bañado comenta y habla de esta corrupción del “estómago”
legislativo, del popular karu vaí de sus
legisladores; diciendo que todo el barrio podría comer con ese monto por día,
asignado por estos que se creen parlamentarios”
Sin el cuarto poder, la ciudadanía nunca
hubiera sabido cuánto ganan y “comen” en realidad nuestros representantes; en
un país calificado como uno de los menos transparentes y más atrasados de América.
Así es como se demuestra el poco respeto,
hacia quienes erróneamente han depositado sus votos por ellos y hoy se sienten
estafados por el vicio y la ignorancia de estos seudopolíticos y representantes
democráticos, que no sienten ni piensan más allá de sus intestinos.
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