El
miedo, con el que muchos de los paraguayos fuimos formados, en nuestras
familias y la comunidad; sumado a la falta de diálogo, nos hizo desconocer lo
que significa una ideología; su importancia en la política y el cómo combatir la corrupción sistémica.
Según
la TGC, la política tiene como elemento central el ‘poder’, cuyo objetivo debe
ser disminuir la ‘ignorancia’.
Crecimos
sin doctrina política auténtica, mucho menos nacional; desconociendo y
despreciando, muchas veces, lo nuestro. Una imposición, que resultaría muy
perjudicial para nuestro desarrollo económico y social. En un país lleno de
politiqueros, manejados desde el exterior, al mejor postor. Fue así, desde el
final de la ‘Guerra Grande’.
Todas
las doctrinas jurídicas del país, fueron importadas. Por esa razón es que
grandes intelectuales nacionales, como Teodosio González y otros, no eran bien
vistos por la clase política; porque aquellos pretendían devolver esa
independencia ideológica a la patria, tan necesaria para crecer.
Pongamos
como ejemplo dos situaciones fáciles de visualizar: ‘El inquilino de una casa’
y el ‘verdadero dueño’. Sabemos que el inquilino vive protestando, porque debe
pagar puntualmente al propietario; eso lo envilece, llevándole a no cuidar, en
lo más mínimo, de lo que no es suyo.
En cambio,
el verdadero dueño, hará lo posible para cuidar y hermosear la casa, a la vista
de la gente.
La
democracia verdadera, sustentada por un Estado de derecho, con libertad y
virtud, iluminada por el cuarto poder; haciendo llegar la información a la
gente, resulta un mecanismo eficiente para disminuir la corrupción sistémica.
Un flagelo ideológico total en nuestro país y el mundo, que imposibilita todo
atisbo de crecimiento social a los ciudadanos.
Si ‘la
verdad nos hará libres’, no debemos tener miedo a las ideologías, ya que pueden
ser el camino para conocer, descubrir y enseñar a nuestros hijos sobre lo que
es mejor; en cada espacio de la geografía nacional. Por ende, solo aquel
corroído por la ignorancia y la corrupción, teme a las ideologías.
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