La
autonomía de un Estado, en la administración de sus finanzas públicas, debe ser
controlada por los ciudadanos, de modo a evitar la corrupción sistémica en su
manejo.
Según
la TGC, el poder puede conseguir mejorar la economía a través de política y
responsabilidad social.
La
democracia verdadera será, tal vez, la única capaz de conseguir alguna
disminución progresiva de la corrupción sistémica: ya que en dictadura, se
aparenta orden físico en las calles, pero se construye un enorme pozo en la
administración del Estado. Sin respetarse los principios elementales del
derecho, del hombre en sociedad.
La
transparencia no llega, ni en los exámenes ni en las licitaciones; las
concesiones son diversas, desde obras públicas hasta el último servicio
gubernamental.
Posiblemente
haya una forma de sanear, paulatinamente la función pública, por medio de la
enseñanza de la política en todos los niveles. Es, de hecho, responsabilidad de
todo político la de encausar el conocimiento a favor de aumentar el acervo de
su pueblo, no de hacerlo más ignorante.
Sin
embargo, todavía la politiquería confunde estas verdades, buscando solamente
servirse del puesto o cargo, al cual se accede comprando conciencias, licencias
o lugares en lista. Esto da origen a una injusticia social pero; ya con el
manejo absoluto de la corrupción sistémica.
Nosotros
como paraguayos, estamos comenzando a salir del pozo “del silencio y a su orden”,
implantada por la democracia bananera.
La
realidad, la libertad y la virtud, deben seguir siendo los valores para
devolver el respeto, a favor de la ciudadanía.
Ahora
bien, los cargos vacantes en la administración pública, aparecidas “de repente”,
en todas las instituciones, resultan ser las famosas duplicaciones, que han
venido siendo aprovechados por roscas familiares.
Seguimos
teniendo a legisladores que mantienen doble función en la sociedad; ya sea
comunicador televisivo, empresario o incluso, directores de entes. Olvidando
por completo que no pueden cumplir otra función que no sea la de legislar. Total,
el presupuesto y las finanzas públicas, pueden acomodarse con corrector y
bolígrafo, a costa de los votantes.
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