Me decía un
asunceno: —“Aquí la gente hace
revitalización con el bolsillo lleno, a costa de la municipalidad, dueño absoluto
de la corrupción sistémica, al cobrar entrada en espacios públicos”.
Según la
TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, en cualquiera de sus grados, se
sirve de la estructura del Estado para “legalizar” la corrupción, por medio de
la percepción política.
Para
entender bien la magnitud de toda corrupción, se debe distinguir desde un
principio, los dos tipos existentes: la pequeña y la gran corrupción. Al tener
esta apreciación, nos damos cuenta que la pequeña utiliza a una sola persona y
la gran corrupción, a la estructura de los poderes.
Esta
recaudación, a costa de la revitalización del casco urbano de Asunción, tuvo
muy buena recaudación, sin haber ningún responsable visible, de esta nueva “alianza
público-privada”, que históricamente, en nuestro país, resulta siempre en la
confusión, entre el patrimonio propio con los bienes del Estado.
Nuestra
democracia y sus actores políticos, muchas veces, alegan “error” al comprobarse
la ocurrencia, de hechos que han perjudicado al erario público; incluso, al
tratarse de una interpretación que contraviene y pervierte un artículo
constitucional.
Al ocurrir
tales hechos, los mismos concejales son responsables directos, en grado de
ignorancia; además del intendente y hasta el último funcionario involucrado,
según el artículo 106 de la Carta Magna, en cuya misma línea se ha redactado la
Ley Orgánica Municipal. Eso es lo que se debe aclarar lo mejor posible a los
pobladores de Asunción.
Este grado
de responsabilidad, no puede ser negociado con el famoso error, sino demostrar,
de una vez para siempre, a través de la Justicia, la imposibilidad de seguir
violando la Constitución, al estilo de la época pasada, alegando silencio y
orden, a costilla del sacrificio del pueblo.
El lema de “sin
fines de lucro”, no puede aplicarse a actividades comerciales privadas, por más
que tengan el esbozo de “desarrollo urbanístico”. Si Asunción sigue en tal
plan, dentro de poco no tendremos ni espacio para caminar.
—“Los politiqueros confunden la ignorancia
permitida, según la cantidad a recaudar de los asuncenos”—me repetía este
parroquiano.
Si nadie es
responsable de cualquier barrabasada, las denuncias de la Contraloría, en
cuanto a corrupción, seguirá siendo un
chiste de mal gusto; salvo que para este fin de año, la fiscalía cumpla con su
rol, al investigar lo denunciado. Antes que se siga “revitalizando” a la corrupción en la Ciudad
capital.
Comentarios
Publicar un comentario