Me decía un parroquiano del Alto
Paraná: “Nuestra política se caracteriza
por los habladores, acomodados en la corrupción sistémica; tratando de exaltar
sus conocimientos como político”.
Según la TGC, todo poder, al
caer en corrupción sistémica, tiene fallas estructurales muy injustas.
La opinión pública se
caracteriza a través de los habladores, en cualquier sistema político; y este
sistema necesita de los que accionan a favor de sus partidos, los cuales
representan una idea, a la cual se le da el nombre de ideología.
Ahora, en una democracia de
verdad, en libertad y con un Estado de derecho, todos los que se precian de
políticos, deben ser muy conscientes y fundamentar lo deseado para su pueblo.
Este punto fue el más llamativo,
justamente, para este alto paranaense, “por
la facilidad para prometer que tienen los politiqueros, sobre el progreso, pero
sin tener en cuenta cuál sería el precio a pagar por el pueblo”.
Así es como se promociona el “salir
adelante”, en las cuestiones sociales de emergencia. La dirigencia peloteril,
confundida con la politiquería, nos atrapa y encadena a toda la población.
Mientras la pobre juventud, cada vez está más postergada en sus necesidades.
Este accionar hasta va cosechando
falsos profesionales. Sin embargo, siendo la corrupción sistémica objeto de un
estudio científico, los habladores de la política hasta hoy no la tienen como
sus prioridades; pero siguen prometiendo corrupción de “tolerancia cero”.
Siguen tratando de poner todo
como consecuencia de la “falta de progreso”. Estableciendo el orden de trabajo,
justicia y formación; aún teniendo la posibilidad de ser superados a través de
una política de enseñanza, desde el pre-escolar hasta la universidad, para
superar definitivamente la causa de toda corrupción, levantando de a poco, la
fe y las buenas costumbres, bajando la ignorancia, incubada por estos llamados “habladores”.
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