“Aquí en Alto Paraná—me decía un parroquiano—nosotros,
estamos acostumbrados a aceptar, todo progreso tecnológico; pero no podemos
comprender un sistema educativo, implantado en la corrupción sistémica y movido
por la ignorancia”.
Según la TGC, si la ignorancia en la ocultación del poder
lleva la dirección de la estructura, hay mucha injusticia social.
El proceso educativo, es muy lento y exigente de buenos
ciudadanos; capaces de acompañar el interés de la juventud, único resorte para
superar cualquier adversidad y avanzar en el progreso educativo nacional.
Esta realidad plantea la efectiva comprensión de un Estado de
derecho; y la libertad para construir la virtud: Que vendría a ser la justicia
en el respeto del bien común. Para todos sin distinción social.
Los estadios para llegar a perfeccionar tales procesos,
serían primero la democracia de verdad y la ayuda del cuarto poder, en la
enseñanza de los valores.
Este lugareño, me recalca, sin pensar tal vez, sobre la
facilidad zonal de aceptar cualquier progreso tecnológico; pero sin embargo, le
asusta y preocupa la corrupción
sistémica del país entero. Que en gran medida, también es tecnología. Pero que
hoy cuenta con una doctrina y una ciencia de estudio, creada en el Paraguay.
Basados en la doctrina curacionista, podemos afirmar que a la
corrupción sistémica no le importan mucho los avances y progresos educativos,
sino el cómo recaudar más, sin ser molestados. Utilizando los poderes públicos
como escudo.
Las faltas cometidas por los servidores públicos, aumenta el
desinterés de cooperar de la población. Mucho menos al hablar de un atisbo de
mejor educación o de bajar la ignorancia, para superar el estanco.
Al final son los niños quienes pagan la inequidad y el descuido,
implantado en la politiquería educativa; convirtiéndolo en un comercio
floreciente en toda la República. Con
una oculta carga de supuesta “democracia”, pero populista y típica del
subdesarrollo, en sus adentros. Una expresión más del “basurero” intelectual,
de los países más adelantados, en que se ha convertido nuestra Región. Por la
entrega de sus actores políticos, de buscar el bien común en primer lugar, para
favorecer a los sufridos habitantes, comenzando por un sistema educativo
fundado en valores propios de sus pueblos.
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