Me decía un parroquiano del
Bañado Sur: “La publicidad está al
servicio de la corrupción sistémica en nuestro país”.
Según la TGC, la ignorancia en
la ocultación del poder, confunde fácilmente por medio de la percepción.
La democracia no es el gobierno
perfecto; pero entre todos los que existen, se puede decir, es el único que
permite seguir mejorando, siempre que los ciudadanos se interesen por la suerte
de su lugar de origen.
Ahora, por medio de la difusión
masiva de las manifestaciones e interpretaciones, de quienes se hacen llamar ‘políticos’:
el pueblo va conociendo los falsetes.
Nuestra sociedad sigue siendo,
en los hechos, muy poco dada a la participación; para buscar el bien común y
conocer con precisión la causa de los actos,
hechos y prácticas de la corrupción.
Esa costumbre se nos implantó,
con un sello, prácticamente imborrable, apareciendo, de tanto en tanto, atisbos de ignorancia carcomida por el óxido fatal, en perjuicio de lo que hasta hoy
hemos construido como país. En la libertad, la realidad y la virtud de nuestra
gente.
Estos sufridos pobladores del
Bañado, consideran que la publicidad les
dio el poder a unos pocos. Entre los cuales se encuentran, pequeños extraviados
de épocas pasadas. En la propia representación
popular, de un partido centenario.
Por eso decimos que la
contrapartida de la democracia, es la posibilidad de criticar y observar, para
mejorar cada día.
La publicidad puede tener efecto
capaz de cambiar la suerte, a través de la percepción, pero los ciudadanos,
como este lugareño, va entendiendo, culturalmente, la importancia de la
política, para el buen uso del bien
común.
Podemos pensar y dudar, ya que
todavía existen muchos aprovechadores y charlatanes, en nombre de las supuestas
soluciones pasajeras, fruto de la ideología parcial, de la política
mercantilista.
Afortunadamente, ya existe un
gran número de ciudadanos, dispuestos a superar la ignorancia de la publicidad.
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