De
todo lo anterior, y antes de pasar a ver el sinuoso vértice de la corrupción,
surge la imperiosa necesidad de elaborar una nueva definición de la ignorancia,
acorde con los avances de la “era de la información”.
El
principio sustentado es “nadie puede saberlo todo ni desconocerlo todo”.
La
información se ha convertido en un producto de consumo masivo. Eso ha traído
como consecuencia la transpolación y trasnculturización de los valores a una
escala global. Ya se hace cada vez menor el sentido de pertenencia de las
personas hacia un determinado patrón de conductas o costumbres.
A
su vez, la masificación indiscriminada de información trajo consigo,
obviamente, la carencia de capacidad de abstracción de las personas. Es bien
pagado el administrar mucha información en la memoria y saber utilizarla en
tiempo oportuno y siguiendo una línea de intereses impuesta.
La
pregunta que nos dará la definición de ignorancia será entonces:
¿Quiénes son los que imponen hoy día esa
“línea de intereses”?
La
respuesta la hallaremos en el siguiente capítulo, pero no pasaremos sin antes
enfatizar la concepción de ignorancia: “Es la negación incipiente a desentrañar
la equivalencia entre los intereses personales y los generales, corrientemente
debida a la suplantación de la educación integral por la instrucción específica
destinada únicamente a la producción y al lucro”
Esta
conceptualización simple, es lo que permite a las tres categorías de ignorantes
fusionarse e interactuar perfectamente en el sistema, ya que los une una misma
ideología.
Como
más adelante veremos, en el sistema de la corrupción, la ignorancia y sus tres
grupos de acción fundamental, sólo podrán ser transformados con la creación de
un nuevo y aún más perfecto sistema de justicia y organización política.
Los
analfabetos, podrán ser recuperados e instruidos rápidamente por medio de
líderes juveniles, pedagogos y fervientes oradores, distribuidos en toda la República.
Cabe
resaltar sobre los oradores, de que no sean simples repetidores,
imitadores o relatores peloteriles, sino
formadores de fuste. Cualidad muy difícil de ostentar como consecuencia del
gran silencio impuesto a la población que debía obedecer y nunca preguntar.
Los
peligrosos, deberán transformar su temeridad en valentía, en coraje y
disciplina para conseguir mejores fines. Por medio de la educación integral se
darán cuenta de su valor en sí mismos, y
que no tienen la necesidad de humillarse frente a algún “acomodado”, ni
humillar constantemente a los analfabetos para conseguir sus fines sociales o
políticos.
Al
acomodado, parecería sencillo decirle simplemente que utilice todos sus
conocimientos al servicio del bien. Pero, como ya dijimos, es el grupo de mayor
variabilidad y mutación de los tres y el que más fácilmente se adapta a
todos los cambios de la sociedad.
Primeramente,
debe permitírseles conocer la belleza, el bien, el amor y la didáctica; y luego
hacerlos capaces de transmitir sus conocimientos a los analfabetos (puros y
funcionales), así como a los peligrosos.
Si
queremos superar la virulencia de los acomodados, y hacerlos producir, debe
exigírseles el cumplimiento irrestricto de sus deberes,
implantando
la vigencia de principios de seguridad y justicia social en la Nación entera, y nunca más
condonar sus actos reñidos con la
Ley.
Como
algunos de ellos se constituyen en frecuentes protagonistas de la prensa y de
los comentarios callejeros, debe buscarse su promoción, motivación y aliento en
cada una de sus intervenciones, de modo a demostrar a la gente la
correspondencia, amor y agradecimiento que le demuestran sus intelectuales.
Obtenida
esta clasificación, es fácil para cualquier ciudadano ubicarse y conocer su
posición social.
Ha
sido necesaria conformar esta clasificación en nombre de la juventud paraguaya,
que consciente, de la ignorancia y del avance demoledor de la organización
corrupta, desea proponer el rumbo que deben tomar sus dirigentes y
representantes en la democracia.