De
acuerdo al diccionario castellano, ignorancia es: “Todo desconocimiento sobre
cualquier actividad en el mundo de los humanos”.
Por
tal razón no podríamos hablar de la existencia de una ignorancia o sabiduría
absolutas. Nadie puede desconocerlo todo o saberlo todo en la vida.
Es
por lo tanto un término de estricta relación con el rol o la actividad que pudiera ejercer una
persona en la sociedad. Tiene un aspecto específico y otro general.
El
específico se refiere al ejercicio de una actividad o función con completa
insipiencia o impericia. En tal caso estaríamos hablando de insuficiencia
instructiva del agente.
El
aspecto general es el referido a la educación integral, no a la instrucción
meramente técnica. En este caso el desconocimiento no es de carácter científico
sino comportamental, de la actitud frente al desconocimiento.
Ahora
bien, al grano. La ignorancia que al
Paraguay azota es educativa no instructiva.
Se fomenta el “conocer”, el “saber” y el “entender”.Pero no la razón por
la cual se debe conocer, saber y entender. La raíz epistemológica, que debe
poner a todo el conocimiento humano al servicio de la sociedad y a su progreso
no resultó difundida en casi tres generaciones de oscuridad. La máxima expresión
de la ignorancia es desconocer que se está desconociendo. Lo llamamos
ignorancia por cuestiones de tiempo, para no entrar en mayores confusiones o
complejidades de significado.
He
aquí la duda entre nuestros jóvenes, si ya hemos superado las obscuras épocas
del régimen dictatorial, por que seguimos sin saber la razón de nuestra
existencia como nación. Por qué seguimos estudiando como loritos y no logramos avanzar. Esa inquietud que se
manifiesta en uno de cada diez jóvenes por aula es la que impulsará los
cambios.
Recién
con esas fundamentales preguntas se estará superando al término mayor de la
ignorancia.
Con
esas preguntas ya tenemos, increíblemente la mitad de sus respuestas.
Siguiendo
con el análisis, la ignorancia que nos agobia es entonces la misma que la
provoca.
Pero:
¿Qué fuerzas se ejercen sobre nosotros de modo a que no podamos despabilarnos?
Bien,
a ésta pregunta le esperan numerosas respuestas, algunas más especulativas que
otras, pero en fin, la parte tercera del libro os lo explicará mejor.
Ahora
bien, como dijimos que la ignorancia tiene un estricto margen de aplicación
según la actividad, rol o función que desempeñe una persona, primeramente
deberíamos referirnos a la
Función Pública. Un honor para algunos, una oportunidad brillante
para otros y para una gran parte de los jóvenes: una pérdida de tiempo, valores
y coraje.