A cualquier humano debe preocuparle, el sentir
de sus descendientes, para proseguir el camino de la vida: La educación debe
ser lo más importante, para no vivir eternamente esclavizados por la corrupción
sistémica.
La misma utiliza a la ignorancia, para dominar
a los seres y traficar constantemente con la educación, negándole importancia:
una rémora de la más absoluta ignorancia dictatorial.
Costó 35 años, desentrañar la verdad, sobre
ésta preocupación, de una campesina paraguaya, que vivió y murió, luchando a
favor del Paraguay.
Después de la Guerra Grande , prácticamente
desapareció lo auténticamente paraguayo de la educación; quedando la reconstrucción en poder de extranjeros,
al servicio absoluto de la corrupción sistémica.
La educación pasó a convertirse en un
instrumento más de dominación, enseñoreándose desde entonces, la ignorancia,
muy bien esgrimida recientemente por una gremialista de la educación;
considerando que la educación no es materia de primera necesidad.
La democracia, en libertad, con un Estado de
derecho, en manos del cuarto poder, cada día es más exigente, para hacer saber
la verdad al pueblo, a través de la noticia. Única forma de disminuir la
corrupción en el país, superando esta ignorancia, que pretende mantener a la
población en la obscuridad, con déficit educativo.
Lo poco que puede hacer, quien así afirme, es
renunciar por ética, si es que tiene algún cargo público, además de pedir
disculpas al país, por tamaña equivocación. Para así seguir construyendo la
democracia, que tanto nos costó lograr, frente al autoritarismo reinante, los
gobiernos de facto, que hasta hoy golpea en la memoria a cada paraguayo. Que
nos impide comprender la grandeza de nuestro pueblo, a causa de la falta de
educación y la corrupción sistémica, que sigue en boca y acción de algunos
dirigentes, sin otra arma más que la ignorancia, para seguir manejando a la
gente.