El
más apropiado para congeniar con esta fase es el ignorante peligroso.
Por
su alto grado de relacionamiento intrapersonal, los peligrosos tienen la
facilidad de establecer pequeños sistemas de corrupción, relacionadas
directamente con los escaños del Poder Legislativo o incluso el Ejecutivo.
Constituye
la etapa de proteccionismo y fidelidad del “compañero”. La corrupción, en esta
etapa ya se va consolidando como un completo sistema de tráfico de influencias,
abuso de poder y vinculación con grupos mafiosos.
Todo
parece color de rosa. Hay poder, hay dinero, y lo mejor de todo, también hay
fama, mucha fama.
Es
la etapa de los “intocables”, del padrinazgo y la buena organización de los
grupos de poder.
Pese
a los buenos oficios de los ignorantes peligrosos que ocupan cargos
estratégicos dentro del aparato estatal, el sistema aún no se encuentra
totalmente asegurado.
El
principal flanco de la etapa del quién, se encuentra en la naturaleza mezquina,
impetuosa y soberbia de los peligrosos, que de un momento a otro creen tener el
control total del poder. Y es allí cuando caen, con mucho estruendo, pero sólo
ocasionalmente, en manos de la justicia, comprobándose grandes irregularidades
cometidas en su administración, generalmente estatal.
El
Quién constituye, la etapa de formación definitiva de los cuadros que darán
vida al sistema de poder, de la corrupción. En ésta etapa el sector privado que
se relacione efectivamente con los agentes de esta fase, ya podrá obtener
importantes beneficios de la complicidad de los altos funcionarios.
En
éste período también se acostumbra buscar con afanosidad la protección por
medio de Fueros del Poder Legislativo, de modo a retrasar las investigaciones
del Ministerio Público, o de cualquier organización social.
En
esta se decantan, con nombre y apellido los actores de la corrupción nacional.
Como
la legislación sólo prevé la sanción de los actos cometidos en la primera etapa de la corrupción. La segunda etapa, ejecutada por los ignorantes peligrosos,
sólo podrá ser demostrada ante la justicia, si se cometen errores descomunales
en el esquema corrupto, y si la sagacidad de los mismos, no logra contar en sus
filas con los acomodados, quienes interpretan y aplican las leyes, lo cual llevará
a la corrupción a su tercera etapa: El Cómo.