Nos cuesta mucho comprender a nuestros
educadores; pero es comprensible, somos un país subdesarrollado, donde la
corrupción ha causado todo tipo de daños, en perjuicio de la sociedad.
El verdadero rol del educador se ha trastocado,
moralmente, tratando, a través de la politiquería, en una democracia de boca,
de mantener con el miedo, como ocurría en la dictadura, obligándolos a
renunciar a sus propios derechos laborales y sociales, con tal de no enfrentar
al poder.
Si bien la TGC nos dice que, la gran corrupción, la
sistémica, utiliza la interpretación a través de la ley para establecer un
perjuicio a una persona o sociedad, en este caso a los educadores. Si bien
todos reconocen, su legítimo derecho de recibir una jubilación digna: Los
encargados del poder actual, dicen que no existen los medios en las arcas del
Estado.
Ciertos comerciantes, de la ley y de la
política, han venido sosteniendo ciertas opiniones; afirmando que los
educacionistas han transigido principios
constitucionales, al llegar a la huelga para peticionar al gobierno sus
legítimos derechos.
Es importante aclarar, que este tipo de
interpretaciones son las que conducen a la corrupción sistémica; han sido el
arma de represión, bajo la máscara del “interés general”, de la dictadura.
La cuestión, en el campo del derecho laboral,
se debe tener en cuenta que, una manifestación de este tipo, es lo último que
puede hacer un trabajador; intelectual, en este caso, para tratar de hacer
cumplir su derecho.
Esa idea, “mercadotécnica”, de que el interés
general prima sobre el interés particular, en toda situación, es una
interpretación más bien de tinte civil, que se puede, incluso, dejar sin
efecto, cuando existe un común acuerdo. Cosa imposible, en el marco del derecho
laboral, que es de orden público y cuyo cumplimiento es obligatorio, en este
caso, por parte del Estado social de derecho, como dice nuestra Constitución.
Lo que busca el Derecho del Trabajo es la
equidad, para equilibrar una realidad notoriamente dispar: Las posibilidades y
discrecionalidad del patrón (Estado) con respecto a la situación de desventaja
individual, directa, de cada uno de los trabajadores (docentes). Por ello, se
requieren de sindicatos para ejercer derechos y procurar mejores condiciones de
vida.
La democracia: en libertad de ideas y acción,
con un Estado de derecho, que el propio Presidente está afirmando, se debe
defender el cumplimiento de las normas, principios y espíritu de la Carta Magna , y no jugar al
rompecabezas o a las adivinanzas, a fin de confundir a la sociedad y a los
estudiantes, cuya educación no pasa tanto por los recitados, las memorizaciones
y los datos que les pasen sus maestros, sino en el ejemplo de ejercicio cívico
y democrático que les demuestren en el día a día. Solo allí puede haber
esperanza de vivir en un país mejor.
Así se disminuye la gran corrupción, en todos
los poderes públicos, que hoy los docentes están tratando de enseñar con
valentía, pidiendo su reivindicación jubilatoria.
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