La
fortaleza de una buena democracia, está en la publicidad de todos los actos,
hechos y prácticas de sus funcionarios, como representantes del pueblo, en el
quehacer del país; sin este requisito, el ejercicio del poder normalmente se
convierte en corrupción sistémica, por el principio de la ignorancia; por la
obscuridad en las decisiones.
La
democracia en libertad de ideas y acción, que se sostiene en un Estado de
Derecho, según nuestra Constitución, nos permite reclamar y exigir el
cumplimiento manifiesto de estas verdades, ante la opinión pública, por parte
de los funcionarios públicos electos por el pueblo, para no caer nuevamente en
la ignorancia y la barbarie de un Estado autoritario; con democracia de boca,
transparentemente corrupto, que tanto ha golpeado y sigue golpeando a la Nación paraguaya,
impidiendo que podamos caminar con claridad, libertad y virtud, para su
grandeza, al amparo del bien común y la integración de los pueblos.
Si
pequeñas cosas se niegan a publicar, nuestros representantes nos están
demostrando incapacidad, para dar soluciones en su actividad, para mejorar la
vida en la República ,
en actos de una mayor trascendencia, tales como: la suba de todos los servicios
básicos, para la población; hacer buen uso del usufructo de nuestras
hidroeléctricas; de los recursos naturales. En algunos casos, se podría estar
promoviendo cambio directo con nuestros vecinos, con la intervención de los
legisladores como gestores en representación del pueblo y los ciudadanos.
La
publicidad siempre ha dado sus frutos, para hacer saber la verdad en un Estado
democrático, en todas las épocas del desarrollo de los pueblos. Allí radica la
importancia del cuarto poder en la política: siempre ayuda a esclarecer los
actos de poder. Los representantes nacionales, a veces confunden, algunos
principios claramente establecidos en la Carta
Magna ; para eso, debe estar el sentido crítico de la prensa,
con un gran sentido de curación social, a favor de la población. Todo lo
referente a la función pública, por lo tanto, debe de publicarse. Es la única
lucha posible contra la corrupción sistémica, que utiliza al factor
“ignorancia” como su lacayo.