De la costumbre se hace ley: Aquí el
caciquismo, respetado entre las etnias aborígenes, usa sus métodos, de supuesto
desarrollo progresista, tanto para la política como para la corrupción
sistémica. Para doblegar y explotar a la generalidad, en todo el mundo, hasta
hoy, por más que se considere una práctica anacrónica y fuera de uso para la
convivencia.
Ningún sistema político está fuera del
caciquismo y de la corrupción, ya que ambos están en el poder: elemento
constante en toda sociedad, primaria o adelantada.
La corrupción es inseparable de toda
civilización, obliga a los pueblos a comprenderla, saber y entender, para poder
disminuirla. Principalmente en su forma más dañina: la sistémica.
Según la TGC , si la gente sigue creyendo que el pueblo,
superó en la democracia la figura del caciquismo; que desaparecerá la
corrupción, con sencillas declaraciones, prédicas o amenazas, en perjuicio de
los más necesitados en manos de los tecnócratas, al amparo de la política
mercantilista, simulativa de la realidad del país. Al cabo de un tiempo se darán
cuenta de que, la corrupción, nada ha cambiado, sigue dentro de la estructura,
y el pueblo sigue teniendo su “cacique”, predicando transparencia sin resultado
alguno. Salvo para informar sobre el aumento de lo sustraído al erario público.
La gran corrupción sistémica, está preparando a sus caciques, para la lucha en las municipales. Mientras el caos con los educadores y los contratados del sector público, se agrava. Ya que no hay dinero para seguir pagando a nadie sus salarios, sea del color que fuere; pero hay plata para rehacer lo mal hecho, sin responsabilidad de nadie, salvo con los datos entregados a la opinión pública.
Esa es la transparencia de la que tanto se
alardea, por parte de los encargados de las instituciones. Por supuesto, de
algunos; porque otros “caciques” siguen negándose a entregar los datos.
Bueno, así es como se forma una “selección”
nacional, en una democracia de boca, con transparencia publicitada; pero los
caciques aborígenes, perjudicados de verdad, creen que el Estado debe devolver
inmediatamente el dinero que les corresponde a ellos, ya que la responsabilidad
está en manos de los administradores actuales.