Nadie puede desconocer la importancia de la
integración regional, en el mundo civilizado, para el progreso de las naciones;
pero tampoco que la corrupción, sea la directora de estos procesos
comunitarios. Generalmente prima la ignorancia, al tomar la interpretación de
los Tratados, en perjuicio de la parte más débil sea económica o política.
Son los habitantes de esos países, quienes
terminan pagando a la corrupción sistémica, en nombre de la integración, tan
publicitada por los gobiernos de turno.
Desde la época colonial, Paraguay vivió y
sufrió esta realidad, hasta hoy hipotecado, con viso de integración en obras
monumentales, símbolos de las dictaduras del Río de la Plata , realizadas con la
promesa de compartir tanto la construcción como los resultados económicos del
bien común, para lograr mejor vivir de los pueblos originarios, en primer lugar
y luego, para la población en general.
La corrupción sistémica, según la TGC , tiene grados de
ignorancia, según los hechos, actos o prácticas. Donde la interpretación sobre
una cuestión jurídica, se puede acomodar y dejar inmune al respeto de la ética.
Se argumenta ignorancia o la solución
mediática, en perjuicio de una de las partes. Esta misma maniobra, se puede
utilizar, en la corrupción sistémica, sobre una clase política venal, sin
interés de buscar verdaderamente, la justicia en bien del país.