La generalidad de la gente del país, está
comenzando a sentir, lo que implica solución, ante tanto desbarajuste, en todos
los poderes; sospechando, que si no se disminuye la gran corrupción, es casi
imposible esperar el tan mentado y esperado progreso del Paraguay.
Casi todas las instituciones, en la mira;
sospechas de estar con un alto déficit, con los manejos “transparentes”, que
tanto les gusta a los politiqueros, para justificar su administración pública.
A esto debemos sumar, la necesidad provocada
por los temporales, en las campiñas, da miedo. Esta situación también afecta,
en gran medida, a los aborígenes, ya que la sequía sigue en la región
occidental, cobrando con muertes de animales y más penuria para los campesinos.
Según la TGC , la necesidad en todos los órdenes posibles,
es el caldo de cultivo perfecto, para sospechar que cualquier funcionario
público, puede ser presa fácil de la corrupción.
Aunque el gobierno trata de salir adelante,
contra este flagelo, la gente está comenzando a perder la esperanza, viendo
hechos, como los del “gatillo fácil”, y la poca efectividad a la hora de buscar
la famosa justicia en todo el país.
También hay una larga lista de responsables de
corrupción, pero sin ninguna acción, que permita llegar a imputar la
responsabilidad real de estos actores del manejo público.
Al mismo tiempo, hasta hoy existe el criterio
de la interpretación, de algunos poderes: confundiendo la obligatoriedad, que
tienen todos los funcionarios de informar sobre sus acciones en la
administración estatal; no pudiendo alegar “privacidad”, como lo haría un
particular, ante la sociedad, por tratarse de personas nombradas o electas con
la misión de representar a los ciudadanos.
Hoy, a través de la democracia participativa,
con un Estado de derecho, todo se puede saber.