Desde
la toma del poder en una Nación, ya sea a través de elecciones libres, o en
sangrientas revoluciones y golpes de Estado, puede notarse con claridad el
grado de cultura de quienes detentarán el gobierno.
Con
el correr del tiempo, las características propias de los gobernantes se van
acentuando para bien o para mal de las naciones.
Y
de ese ego dependerá precisamente el desarrollo u opacidad de un país.
Afortunadamente,
en la democracia, el lapso puede durar, a lo sumo, un lustro. Quizás dos
períodos continuados.
Pero
en la dictadura, puede ser toda una vida; y si les fuera posible a los
gobernantes, los continuarían sus descendientes, a lo largo de varias
generaciones. Ya que hasta ahora, del poder, nadie se ha manifestado cansado.
La
articulación corrupta del Poder Ejecutivo se perfecciona desde la presentación
del Proyecto de Presupuesto General de Gastos de la Nación.
Tanto
en su presentación ante un Congreso de Representación Democrática como en el
poder absoluto, el mandatario debe demostrar su habilidad para mover hasta las
últimas cuerdas de modo a que el proyecto no sea objeto de cuestionamientos.
En
una democracia corrupta e ignorante, basta que sus representantes levanten la
mano para que la carga del presupuesto caiga sobre las espaldas del pueblo.
Pueblo inculto, pobre y harapiento.
Hasta
la fecha no se tiene conocimiento de que algún parlamentario, del partido
político que fuera, haya investigado minuciosamente las irregularidades en el
uso y ejecución del presupuesto, en todas las dependencias del Estado, en cada
uno de los pueblos y ciudades del país, y ni que hablar, de los misteriosos entes binacionales.
Se
conforman con recibir puntualmente sus dietas y embarcarse diariamente en
rencillas partidarias.
Estos
representantes del pueblo aseguran de esa forma su reelección para el siguiente
período.
Nace
así una civilización mentirosa y gansteril.
En
el caso de que a algún ciudadano se le ocurra desempeñarse a cabalidad en sus
funciones públicas, pronto recibirá el mote de desestabilizador.
De
modo a mantener a los legisladores, representantes del pueblo, “alineados”
dentro del sistema, el Poder Ejecutivo utiliza la eficiente intermediación de los ignorantes peligrosos, muchos de ellos
insertos dentro del mismo Parlamento.
Con
la voluntad ciega de los analfabetos y la temeridad de los peligrosos; ninguno
de los cuales distingue el valor de la nacionalidad y mucho menos del
patriotismo, el mecanismo de presión a la autonomía de los poderes funciona a
la perfección.
Por
lo demás, el acomodado tiene la pericia suficiente como para aprovechar y
manipular en su propio beneficio las marcadas limitaciones de sus “leales”.
Ahora,
bien, ustedes dirán amigos lectores que los acomodados no son ignorantes, sino
avivados y corruptos. A priori, tienen esa apariencia.
Sin
embargo, son los que tienen la mayor ignorancia.
Primero,
como mencionamos en la primera parte, donde hablamos de la ignorancia, el grupo
de los acomodados forma parte tanto de la base como de la cumbre de la pirámide
del sistema denominado corrupción.
En
resumidas cuentas, son corruptos e ignorantes. Porque en la vida estamos sólo
de paso, y por tal motivo, deberíamos dedicarnos a procurar una mejor
existencia para nosotros mismos y nuestros compatriotas, y no sacrificar con
sus actos, hasta a los futuros seres que habitarán la Nación. Solamente
por verse enriquecidos ante esta sociedad latinoamericana corrupta e inculta.
Siguiendo
con el Poder Ejecutivo, debemos mencionar a la financiación. Al capital y su influencia.
Los
amigos financistas, al poco tiempo comienzan a reclamar la devolución de lo bancado para la llegada al poder del
gobierno electo, más sus consiguientes réditos.
El
gobernante, originado y formado dentro del sistema de la ignorancia y la corrupción,
comienza entonces a ir en picada, igual que un avión sin combustible, próximo a caer.
La
caída está asegurada si las promesas a los ocasionales banqueros no son
cumplidas.
Son
ellos mismos los que inician la ola de acusaciones, usando al pueblo como
testigo de la falta de recta justicia.
Recién
cuando son afectados grandes intereses multinacionales, suele tener una
intervención preponderante el denominado “cuarto poder”, donde muchos de sus
principales exponentes, salvo honrosas excepciones, hállanse salpicados por la
corrupción, por perseguir con exageración cada vez más dinero y poder, sin
importarles ser pisoteados grandes principios éticos.
En
la Democracia ,
las instituciones del Estado deben prever reglamentaciones y procedimientos
claros.
El
uso indiscriminado de los decretos administrativos, que crean superposición de
leyes, ambiguas y confusas, principalmente en el plano tributario, laboral y
administrativo en general, constituye uno de los mecanismos predilectos para
mover y remover funcionarios, y favorecer a la corrupción y a los amigos.
Pero
sobre la Corrupción
en el Poder Ejecutivo se hablará con detalle en las sucesivas publicaciones.
Lo
importante por ahora es resaltar que, todo gobierno que llega al poder con el
sistema de la ignorancia y la corrupción, comienzan y terminan siendo malos.
Se
generaliza la inestabilidad económica y social, que repercute en el mismo
corazón del pueblo que votó por sus candidatos.
Pueblo,
que en democracia se encuentra desarmado, y sin la posibilidad de operar ningún
cambio, deberá conformarse con esperar a elegir en el siguiente periodo.
Tales
experiencias hicieron que muchos países busquen evolucionar hacia lo ideal,
exigiendo más a sus políticos, de modo a no continuar con los nefastos
resultados que la ignorancia y la corrupción traen a las naciones del mundo.