Hay mucha fe en la alternancia, dentro de un sistema democrático; por la percepción de la población, en general.Sin embargo, a la corrupción sistémica no le interesa ninguna percepción, mucho menos sobre la alternancia. Su único objetivo es recaudar, sin importar cómo.
Es un sistema que los políticos deben ser capaces de conocer, no solo como funcionales al mismo; sino en su aspecto jurídico, para así, al menos, tratar de cumplir con las promesas hechas a sus votantes. Con mayor razón, aún, en una democracia participativa, en el marco de una Constitución social, que impulsa a ser capaces de buscar la solución, para los más necesitados, buscando la justicia en el desempeño de la función pública.
Esta función estatal, ha sido últimamente manoseada por una clase política sin ética; abocada, únicamente a buscar beneficios personales y de parientes, amigos y correligionarios; ocurriendo así en todos los poderes.
Esto vendría a constituirse en la carga impuesta a la alternancia, con instrumentación de la corrupción sistémica, que nos está atrapando, encadenados a todos los paraguayos, sin posibilidad de superar y disminuir.
Tenemos una "Ley de la Función Pública", que es incumplida y distorsionada, con la misma regularidad que las cuentas de un rosario; día tras día, sin importar partido ni hasta cuando. Los más denigrados son los trabajadores creyentes y sin formación, que toman a los cargos públicos como botín de contienda política.
Políticos inescrupulosos siguen utilizando esa ignorancia, para seguir logrando sus objetivos, destruyendo todo atisbo de verdad, con tal de ser ganador ante el pueblo; con promesas falsas de trabajo y bienestar para estos compatriotas.
El espiral de la alternancia, va consumiendo cada día a los supernumerarios y gente sin amigos o parientes políticos; para seguir viviendo del erario público. Porque aquellos con "caballo", están siendo trasladados y acomodados, en cualquier parte; con tal de permanecer.
Hemos demostrado que a la corrupción sistémica, según la TGC, las normas y las instituciones son sencillas muestras, para quienes están desprotegidos y sin amigos en el poder.
Estamos dando paso, sin miramientos, a la corrupción sistémica, en esta alternancia democrática, al no respetar la Ley, creada y puesta para todos los funcionarios al servicio del Estado.
Aspiramos la libertad, tanto de acción como de ideas, en todo el país. Pero debemos superar el amiguismo y los abolengos en la función pública. Y no esperar grandes estallidos para ser forzados a declarar.
Es un sistema que los políticos deben ser capaces de conocer, no solo como funcionales al mismo; sino en su aspecto jurídico, para así, al menos, tratar de cumplir con las promesas hechas a sus votantes. Con mayor razón, aún, en una democracia participativa, en el marco de una Constitución social, que impulsa a ser capaces de buscar la solución, para los más necesitados, buscando la justicia en el desempeño de la función pública.
Esta función estatal, ha sido últimamente manoseada por una clase política sin ética; abocada, únicamente a buscar beneficios personales y de parientes, amigos y correligionarios; ocurriendo así en todos los poderes.
Esto vendría a constituirse en la carga impuesta a la alternancia, con instrumentación de la corrupción sistémica, que nos está atrapando, encadenados a todos los paraguayos, sin posibilidad de superar y disminuir.
Tenemos una "Ley de la Función Pública", que es incumplida y distorsionada, con la misma regularidad que las cuentas de un rosario; día tras día, sin importar partido ni hasta cuando. Los más denigrados son los trabajadores creyentes y sin formación, que toman a los cargos públicos como botín de contienda política.
Políticos inescrupulosos siguen utilizando esa ignorancia, para seguir logrando sus objetivos, destruyendo todo atisbo de verdad, con tal de ser ganador ante el pueblo; con promesas falsas de trabajo y bienestar para estos compatriotas.
El espiral de la alternancia, va consumiendo cada día a los supernumerarios y gente sin amigos o parientes políticos; para seguir viviendo del erario público. Porque aquellos con "caballo", están siendo trasladados y acomodados, en cualquier parte; con tal de permanecer.
Hemos demostrado que a la corrupción sistémica, según la TGC, las normas y las instituciones son sencillas muestras, para quienes están desprotegidos y sin amigos en el poder.
Estamos dando paso, sin miramientos, a la corrupción sistémica, en esta alternancia democrática, al no respetar la Ley, creada y puesta para todos los funcionarios al servicio del Estado.
Aspiramos la libertad, tanto de acción como de ideas, en todo el país. Pero debemos superar el amiguismo y los abolengos en la función pública. Y no esperar grandes estallidos para ser forzados a declarar.