El negocio más difícil, tal vez, de manejar, es el Estado. Ya que, la corrupción, lo tiene aprisionado, siempre, a la espera de beneficiar a los socios del sistema.
Según la TGC, el Estado casi nunca es un buen patrón; por la facilidad del poder, como tal, de extenderse y despersonalizarse.
Esta dificultad se plantea a los administradores, al pretender, hacer producir al Estado, como una sociedad privada, lucrativa; para entonces esgrimir, la necesidad de "recaudar más"; sin estudiar, profundamente los riesgos, propios, acordes al desarrollo de la población y al grado de influencia de la gran corrupción.
Aquí se llegó a esta realidad, al no publicitar y exponerse en debate, este planteamiento de Alianza Público-Privada; para lograr la fácil aceptación popular, por la vía de la propaganda.
La democracia es lo más difícil de entender y respetar; pero, si hay igualdad en libertad, en un Estado de derecho: la gente va buscando, paulatinamente, la verdadera política, única capaz de disminuir la gran corrupción.
Tal vez, la intención, el querer, sean buenos; para aquellos países adelantados y respetuosos de la cosa pública: visto desde el ángulo del poder.
Hoy, como por arte de magia, se olvida todo. El subdesarrollo y la mala formación del pueblo, sobre todo en lo que implica la relación sociedad- Estado, en libertad. Los malos antecedentes en cuanto a las concesiones, condominios y financiaciones de la Administración pública y sus tercerizaciones.
Hay una versión callejera, de aumento y bienestar, para la economía paraguaya. Aprovechando la osadía política, por encima de lo jurídico y constitucional. En el marco de una democracia, para el mundo, sin ataduras. Lógicamente, a causa de los abundantes bienes naturales con que cuenta el país. Hasta hoy, explotados con nulidad, amiguismo y deficiencia.
Esto genera, altas expectativas de ganancia, a bajo costo para los inversionistas. En comparación con otros países de la región. Afianzado por el "corajudo" que lidera el gobierno, que al parecer, pretende convertir en riesgo propio personal, en sentido literal, todos los compromisos presentes y futuros de la entidad jurídica "Estado paraguayo".
Me parece que lo ideal, sin llegar a la "cristificación política", es replantear nuestra realidad; de acuerdo a la potencialidad del pueblo; sin pretender correr mucho. Ya que, la economía, es la peor carrera, si el pueblo no está como para llevar adelante, la difícil misión de participar en el conocimiento.
Solo al lograr disminuir, verdaderamente, la gran corrupción, el país podrá comenzar a hablar de su avance hacia el desarrollo. Y esto, tiene sus métodos.
Según la TGC, el Estado casi nunca es un buen patrón; por la facilidad del poder, como tal, de extenderse y despersonalizarse.
Esta dificultad se plantea a los administradores, al pretender, hacer producir al Estado, como una sociedad privada, lucrativa; para entonces esgrimir, la necesidad de "recaudar más"; sin estudiar, profundamente los riesgos, propios, acordes al desarrollo de la población y al grado de influencia de la gran corrupción.
Aquí se llegó a esta realidad, al no publicitar y exponerse en debate, este planteamiento de Alianza Público-Privada; para lograr la fácil aceptación popular, por la vía de la propaganda.
La democracia es lo más difícil de entender y respetar; pero, si hay igualdad en libertad, en un Estado de derecho: la gente va buscando, paulatinamente, la verdadera política, única capaz de disminuir la gran corrupción.
Tal vez, la intención, el querer, sean buenos; para aquellos países adelantados y respetuosos de la cosa pública: visto desde el ángulo del poder.
Hoy, como por arte de magia, se olvida todo. El subdesarrollo y la mala formación del pueblo, sobre todo en lo que implica la relación sociedad- Estado, en libertad. Los malos antecedentes en cuanto a las concesiones, condominios y financiaciones de la Administración pública y sus tercerizaciones.
Hay una versión callejera, de aumento y bienestar, para la economía paraguaya. Aprovechando la osadía política, por encima de lo jurídico y constitucional. En el marco de una democracia, para el mundo, sin ataduras. Lógicamente, a causa de los abundantes bienes naturales con que cuenta el país. Hasta hoy, explotados con nulidad, amiguismo y deficiencia.
Esto genera, altas expectativas de ganancia, a bajo costo para los inversionistas. En comparación con otros países de la región. Afianzado por el "corajudo" que lidera el gobierno, que al parecer, pretende convertir en riesgo propio personal, en sentido literal, todos los compromisos presentes y futuros de la entidad jurídica "Estado paraguayo".
Me parece que lo ideal, sin llegar a la "cristificación política", es replantear nuestra realidad; de acuerdo a la potencialidad del pueblo; sin pretender correr mucho. Ya que, la economía, es la peor carrera, si el pueblo no está como para llevar adelante, la difícil misión de participar en el conocimiento.
Solo al lograr disminuir, verdaderamente, la gran corrupción, el país podrá comenzar a hablar de su avance hacia el desarrollo. Y esto, tiene sus métodos.