Hasta ahora podemos decir: no se llegó a la
desnutrición aguda en el país, aunque existen focos de ello en algunas ciudades
y departamentos, tanto por la mala política, como por la corrupción sistémica.
Existen necesidades cíclicas, a las cuales nunca se
les prestó la debida solución como tal; siempre se utilizó como alcancía de
algunos, para sacar resultados de un dinero fácil, en los casos concretos, sin
que nadie se haya preocupado de esta realidad.
Nosotros tenemos posibilidades de alimento y también
capacidad de aumentarlas; pero también, hay una corrupción sistémica que no
pierde tiempo para sacar ventaja de las necesidades de la gente; ya sea cuando
algún temporal azota, o con la mala política de sus dirigentes, que perjudican
al desarrollo del país, a los propios afectados, que no consiguen solucionar
tales hechos de la naturaleza.
La mendicidad dentro de un país, es consecuencia de
las falsas políticas sociales, donde los verdaderos depositarios son politiqueros,
a nombre de la necesidad de los ciudadanos. Los politiqueros siguen bien
posicionados, mientras se desarrolla el carnaval del erario.
La primera corrupción cae sobre los pueblos
originarios, quienes siempre son explotados, a causa de la negligencia de los
encargados públicos. Éstos son nombrados por una institución, pero el
seguimiento y la acción rápida y efectiva, en casos de incumplimiento o
desfalcos, debe recaer en la
Justicia.
Cuando hay emergencia, por falta de claridad, libertad
y virtud; por sacar beneficios; muchos actos, hechos y prácticas de corrupción,
se callan. Ya que en el propio territorio el clima es muy cambiante y variado.
Un ejemplo es el Chaco, donde cada año, la sequía o la
inundación afecta a todos los ciudadanos. Lo importante es sincerar y trabajar
todo el año, sin esperar a llegar a estos problemas de la naturaleza; previendo
así las necesidades fundamentales presentes y futuras. Es la única forma de
evitar, principalmente, la desnutrición aguda en la zona.