Propuesta
una clasificación de los ignorantes y determinado el origen del sistema de la
corrupción, deducimos:
La
ignorancia y la corrupción transitan de la mano en una Nación, para pervertir y
perjudicar a los incautos.
Los
demás, considerados más avispados, al sentirse impotentes para luchar contra
éstos males, y no teniendo intenciones de participar del sistema, sencillamente
callan y producen un 50 ℅ menos. Haciendo lo necesario para subsistir y no ser
molestados.
Esta
constituye la triste realidad en los países americanos.
Además,
especialistas en política, aseguran que el 5 ℅ de los funcionarios públicos en
América Latina es corrupto, pero con un aparato operacional, de “mano de obra”
que abarca a las ¾ partes de toda la población latinoamericana.
Entonces,
si 5 ℅ es el porcentaje de corruptos, es decir, la proporción de los que
deciden en una nación; y las ¾ partes de la población se encuentra “empleada en
el sistema”, resulta prácticamente imposible extirpar este mal de nuestra
sociedad sin una verdadera revolución moral y cultural.
La
relación no es nueva en el mundo. Siempre ha existido, así en la democracia
como en la dictadura.
La
diferencia está que en los países más adelantados, la ignorancia y la
corrupción son factores reputados como de alta peligrosidad.
Sin
embargo, aquí, en América Latina, al parecer, los mismos constituyen atributos
de carácter indispensable para erigirse en gobernantes.
Por
padecer de éstos dos males profundos, los gobiernos de las nacientes
democracias latinoamericanas se ven seriamente debilitados y amenazados, y es
el pueblo el que sufre las gravísimas consecuencias.
Paulatinamente,
la mafia, logra su objetivo
político-económico, de adueñarse de las decisiones de cada uno de los gobiernos
de Estado en América Latina.
Los
movimientos políticos prometen mucho en
su período de formación. Pero una vez instalados en el poder, no pasa un año
para que la corrupción cause estragos. Siempre con la mano de obra de los
ignorantes, quienes a veces, ni siquiera
se dan por enterados que el premio después de una larga lucha por el poder, se
traduciría en tormento y miseria para sus conciudadanos.
Flaco
favor dejan al país aquellos dirigentes que se autoproclaman como los únicos
“capaces”. Pero que debido a una inadecuada formación profesional, intelectual
o moral no pueden orientar a sus seguidores en la rectitud y la búsqueda real
del bien común.
No
se dan cuenta que la misma nación que desangran, albergará a sus hijos y
nietos, quienes también están incluidos entre los destinados a sufrir las
consecuencias.
Amén
de que aquellos mismos dirigentes serán burlados por generaciones, la tristeza
y el dolor golpearán las puertas de sus descendientes.
Ellos,
los supuestos dirigentes, impregnados de ignorancia y corrupción, no reposarán
con tranquilidad en su tumba: sus errores y mala actuación en su vida política
de su país no les permitirán descansar en paz.
A
partir de aquí ya podemos darnos cuenta de cómo están íntimamente relacionadas
la ignorancia y la corrupción, en los más diversos aspectos.
Con
ignorantes corruptos, que aparecen en el escenario político con el único
objetivo de obtener para sí bienes materiales, la democracia seguirá siendo una
teoría inalcanzable para los pobres y jóvenes creyentes, que ilusionados
militan en sus filas buscando el Cambio.
Los
electores, deberán aprender a conocer por quiénes depositarán sus votos.
Mientras
no lo sepan hacer, la ignorancia y la corrupción, bajo distintos rótulos pseudo
democráticos, continuarán enseñoreándose mimetizados, en algunos casos, y a
cara descubierta en otros, en los tradicionales tres Poderes del Estado.
(Extracto del libro “La ignorancia y
la corrupción”(2008)