Siempre me pareció difícil luchar contra el
flagelo de la gran corrupción, en cualquier gobierno, sin importar en qué
sistema político; en nuestro caso en particular: democracia representativa y
participativa. Con libertad; en un Estado de derecho, hasta hoy, respetado desde
la Constitución, a la cual, precisamente, los dueños actuales de los poderes, prometieron, ante
el pueblo al jurar: Respetar y hacer respetar; luchar contra la corrupción. Sin
embargo, en este corto tiempo, al parecer, se ha revitalizado la corrupción, en
alguno de los poderes públicos, quedando en saco roto las promesas emitidas al
asumir los cargos y bancadas.
Según la TGC , la revitalización de la corrupción resulta
muy fácil, en un régimen, si no se respeta la interpretación de la ley y la Constitución entre
poderes.
Aquí, al tener dos tipos de funcionarios públicos,
uno electo y otro nombrado, según la ley 1626/2000, estamos dando lugar a la gran corrupción con “camino seguro”.
Hoy se ha comprobado esa verdad con los altos
cargos para los amigos, amparados, por otros amigos, para no perder los
beneficios de los cargos públicos: Haciendo traslados, comisionamientos, asesorías;
todo con tal de permanecer con los salarios de primer mundo, sin importar ética
ni partido político. Solo recaudar para vivir mejor del erario público.
Así se revitaliza a la corrupción, en todo el
país, en un breve tiempo. Queda así el pueblo confundido y perplejo, sin poder
comprender la aparatosa intervención realizada durante los meses anteriores,
donde se citaron probables hechos de corrupción, cometidos en administraciones
anteriores, que provocó la inmediata “promesa” de mejora, de los servicios públicos
para la población, con los cambios sugeridos.
Hoy nos damos cuenta, dice un poblador: “Lo único
que dejaron las intervenciones del nuevo gobierno, es que pudimos saber, a través
de la prensa, la situación real de los hospitales. Donde algunos
administradores ni siquiera acuden a sus puestos; o que no vienen por festejar
el cumpleaños de sus hijos; otros que son sencillos politiqueros, ni siquiera
especialistas en el ramo. La mayoría con desconocimiento total del manejo de la
salud pública”.
¿Será éste el nuevo despertar de los
encargados, pretendiendo hacer pasar una simulación de buen cumplimiento a
favor de la población?
Eso ocurre siempre en la lucha contra la corrupción,
contaminando a los administradores temporales de los poderes.