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Intereses colectivos y corrupción

Nuestra Constitución, que establece un Estado social de derecho, resalta los intereses colectivos, en busca del bien común; esto es, poner al conjunto de la Administración del país, en pos del bienestar de todo el pueblo. Ya sea previniendo o solucionando los problemas de la vida diaria.

Si las instituciones y sus encargados cumplen con su misión, cuidando y protegiendo a los habitantes, de la corrupción sistémica: La gente comienza a valorar la labor de sus Ministros.


Por supuesto, no se está haciendo otra cosa, más que cumplir con la ciudadanía, a fin de prevenir daños en perjuicio de la colectividad; como encargados de la cosa pública.

La acertada publicidad de los efectos nocivos, que causan los medicamentos que contienen “dextrometorfano” como componente, confirma el interés del poder público, y legitima la inmediata solicitud de sumarios, a fin de determinar a los que fueron responsables del control y admisión de estos fármacos, para su ingestión en el mercado local.

Para bien del pueblo, que es el que finalmente paga sus salarios, es hora que se llegue a la claridad sobre éstos inminentes, hechos y actos de corrupción. Justamente, la Constitución, para tratar de disminuirla, por su elevada absorción en los poderes públicos, busca evitar la ignorancia interpretativa, que se ha venido utilizando en este tipo de procesos e investigaciones, para hacer pasar “gato por liebre”. Lo cual, en la función pública, es inadmisible, según la TGC; mucho más en una democracia, en el marco de un Estado de derecho con libertad.

Esta realidad es un buen ejemplo, para los demás poderes, ante un gobierno preocupado en combatir la corrupción sistémica; flagelo que causa estragos en la economía y las finanzas públicas, además de los perjuicios morales y civiles para el país y la sociedad.

Debe ser combatida con precisión, por los encargados de las instituciones, de modo a proteger los intereses colectivos en busca del bien común; siempre, respetando los principios constitucionales, tan manoseados, por algunos, que se dicen representantes o funcionarios públicos. Esto socava las bases de una buena democracia.

El sistema democrático, es el enaltecido, por este Ministerio, al prevenir a la ciudadanía y sancionar a los responsables, que incumplieron con la función constitucional, de velar por los intereses de la generalidad de los paraguayos.

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