En nuestro país, este
principio de ciencia, la corrupción; nos trae como noticia, a través de la
prensa: Que se cuentan con especialistas, en cada grado o estadio, necesario
para conseguir sus objetivos en las diversas instituciones públicas.
“Tamaña afirmación, da
miedo”. Me decía un poblador de Viñas Cué.
Por tales motivos, venimos
tratando, de hacer comprender a la gente, la magnitud de este flagelo, de
escala mundial.
—Pero, ¿me podes explicar,
qué se entiende por “especialistas” ?
Trataré, pero no es tan
fácil. Hace unos días en Ciudad del Este, en la Aduana, un personaje cobraba a
nombre de la Institución. En una mesa sellaba, sin ningún problema, haciendo
pasar a los que aceptan la suma solicitada, a los paseros y al público en
general. Pero, como nunca falta el “buey corneta”, uno se ofendió y lo denunció
ante la prensa. Fue filmado el hecho, y quedó al descubierto, que el “cajero”, no era funcionario nombrado, sino un
simple agregado; pero de conocimiento público. Tanto para los comerciantes de
la ciudad, como para los que conocen, en todo el país, los tentáculos de la
corrupción: es un recaudador, para los que mandan en el lugar; y,
probablemente, también a la “corona”.
Según la TGC, la
responsabilidad de los encargados de las instituciones públicas, se encuentra
establecida en el artículo 106 de la Constitución.
Todos los funcionarios
públicos, desde el Director hasta el último encargado de dicha institución,
tienen su grado de responsabilidad. Por eso la investigación debe realizarse
bajo el principio: de arriba para abajo.
—“Entonces, el primer
responsable es el director de Ciudad de Este, en la escala, ya que no puede
alegar desconocimiento. Porque la ignorancia en la función pública, es
inadmisible, si su deber es justamente, controlar y supervisar. Y en segundo
lugar, el subdirector…Y así ir colando, hasta llegar al mismo encargado de la
mesa, tal vez, en el lugar donde fue sorprendido, el “especialista de la corrupción”—.
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