Me decía un parroquiano, allá en el monte
paranaense, a orillas del río del mismo nombre: — ¿Vos crees que al senador lo
van a desaforar?
Tal vez—Le contesté—La democracia está
mejorando en nuestro país, gracias a la prensa.
—Nosotros, los que vivimos en estos lugares,
pensamos que es una sencilla forma de entretener a la opinión pública, con camandulería.
Según la TGC , la mejor forma de saber la verdad en los
casos de corrupción sistémica, es la solución con olor de injusticia.
Nunca falta camandulero, de la cuestión
planteada, que alega no entender ni saber la verdad.
El resultado lógico y correcto, para nuestro
país, ante la opinión pública internacional; donde somos considerados el país
más corrupto de Latinoamérica. Cuyo sistema de gobierno democrático
representativo, con libertad de acción y pensamiento, con un Estado de derecho,
sin ética de parte de algunos representantes.
Aún habiendo sido perjudicados en su persona
por la corrupción sistémica, en otras épocas de gobierno bananero, con perfil
democrático.
El pueblo se ha ilusionado, sabiendo la verdad
de los hechos, actos y prácticas de la corrupción sistémica, en la cual han caído
los representantes de la Cámara.
Nuevamente la percepción, jugó una mala pasada
al sufrido pueblo. Creyendo o soñando tal vez, que hemos evolucionado, tan
rápidamente, en contra del flagelo del mundo, y superado positivamente,
desaforando a corruptos sin ética política.
Esta camandulería: a cada momento lleva más
decepción e injusticia, hasta el último rincón de la geografía nacional; y de la internacional, por el mundo
globalizado.
Mientras, nuestros vecinos “más grandes del
mundo”, condenan a sus parlamentarios por corrupción sistémica, aún siendo
miembros del partido mandante, dando ejemplo y seguridad a los inversionistas.