“Dar a cada uno lo suyo”
Esta
debe ser la definición clásica más exacta para determinar los objetivos del
Poder Judicial.
Poder
único capaz de proteger y sanear la sociedad civilizada…En la eventualidad, por
supuesto, de que sus miembros y representantes fuesen capaces de aplicar,
cumplir y hacer cumplir las leyes para el bien del pueblo en general.
La
ignorancia y la corrupción han tornado muy difícil cumplir con esa magna misión
de justicia. En el mundo entero. El problema es global.
El
Poder Judicial tiene cada día más responsabilidades, y la necesidad de
administrar justicia en los más diversos ámbitos de la estructura social y
económica que va en un irretroactivo crecimiento.
Crecen,
así mismo las posibilidades de que sus miembros caigan en el pantano de la
corrupción.
Existe
el riesgo a diario de que acomoden la ley a intereses particulares, en vez de
aplicarla.
La
ignorancia, el prevaricato y las lagunas de la Ley constituyen una dolorosa realidad.
También
constituye un hecho vivo, la existencia del retardo de justicia, en aquellas
cuestiones donde se exige una interpretación y aplicación de la ley a la
realidad de la vida diaria, de modo a dar soluciones rápidas y menos onerosas
para los litigantes. Pero al parecer, esto no convendría mucho a la actividad
forense.
Los
representantes de este poder se excusan del retardo y la inacción, con la
manida frase de “nuestro ordenamiento jurídico positivo necesita de unas
reformas, cambios y modernizaciones…”.
Olvidan
que para la buena administración de Justicia sólo se necesita de un poco de
lógica y un inequívoco sistema de equidad.
Sin
embargo, en la realidad jurídica nacional éste ideal cae en saco roto cuando no
se cuenta con una Corte e independiente de los dos poderes restantes.
Sin
ella no se podrá castigar a corruptos ni corruptores, cómplices, instigadores y encubridores.
Este
Poder no ha logrado hasta hoy dar soluciones a la ciudadanía necesitada de una
justicia confiable.
Los
capitalistas extranjeros esperan aún la afirmación de una justicia imparcial
que garantice las inversiones.
Vemos
con estupor, cómo nuestro Palacio de Justicia va adquiriendo el aspecto de una
verdadera “casa de tolerancia”, y no el de un recinto en el cual se debe velar
por el respeto del ordenamiento jurídico de un país.
Sus
responsables han venido formulando
frecuentes declaraciones en las que reconocen la existencia de estos males,
pero sin ser capaces de adoptar una posición firme.
Una
actitud pasiva ante esta cuestión tan delicada, de parte del organismo rector
de la justicia, es equivalente a la complicidad. Aún, cuando sus integrantes,
personalmente no tuvieren el propósito de apañar al sistema corrupto.
Así,
quizás sin quererlo, lo único que hacen los representantes de este importante
Poder del Estado, es confirmar al pueblo, lo que éste ya conoce a la perfección
en la práctica diaria a través de los gestores o funcionarios judiciales.
Obviamente,
el desprestigio, será para los profesionales abogados.
Los
corruptos y corruptores, con la poderosa arma de los ignorantes, logran pingües
ganancias y, al mimo tiempo, conservan “políticamente”, los cargos que ejercen
en la Administración
de Justicia.
A
nadie escapa la dificultad existente para probar en juicio una maniobra
corrupta. Pero queda claro que se develaría más de una denuncia, si la Fiscalía General
del Estado, la
Contraloría General de la República , el Tribunal
de Cuentas, 2ª sala, y eventualmente, el Defensor del Pueblo cumpliesen a
cabalidad con las funciones que la Constitución y las Leyes les confieren.
Hoy
día, ya nadie quiere denunciar. Porque puede pasar de denunciante a demandado.
Las
denuncias en la fiscalía, son en muchos casos, sencillamente cajoneadas, y no
pasan de la mesa de entrada, luego de darse previo aviso a los posibles
implicados.
Los
informes de la Contraloría ,
elevados a la
Procuraduría , no pasan del acuse de recibo
interinstitucional.
En
muchos casos los nombramientos de fiscales e interventores tiene muchas
“razones o influencias políticas” por lo cual, para el poder judicial, los
imputados seguirán siendo sólo los analfabetos y “puntas del ovillo”. Porque si
se hurga más en el caso, se podría llegar a implicar inclusive a sus mentores
políticos que los han puesto en el cargo…y así no funciona el sistema.
En
síntesis, la tarea rectificadora del Poder Judicial deberá iniciarse con la
eliminación del nepotismo.
Así,
deberá reducirse, gradualmente el número de parientes, luego el de allegados y
amigos personales, hasta lograr un sistema transparente de nombramientos en
base a la capacidad de los postulantes.
La
depuración deberá hacerse desde los Ministros de la Corte , hasta el último
ordenanza dependiente de algún miembro del Poder. A todos por igual, sin
distinción de jerarquía, edad, ni sexo.
Entonces,
tal vez comenzaremos a percibir cierto aire de justicia en medio de tan
enrarecido ambiente.
Pero,
para comprender mejor la realidad analicemos antes, las probables causas que
recayeron en el actual y calamitoso estado de cosas, en manos del imperio de la
ignorancia y la corrupción.
(Extraído del libro “La ignorancia y la corrupción”. Tres ediciones
1999, 2000 y 2008.)