No esperen, amigos lectores, una
historia con aires de “telenovela”; con ciertos rasgos de corrupción, en mi
página.
Se trata, sencillamente, del interés
de ir demostrando la importancia del conocimiento de este principio de ciencia,
como lo es la corrupción.
Ocurre un caso llamativo, en nuestro país: donde los protagonistas son de primera; uno por su cargo (representante de un poder) y el otro (denunciante), un acaudalado empresario, el cual tuvo que admitir públicamente que sobornó a la máxima autoridad del Ministerio Público. Al cual, con textuales palabras, obsequió un reloj de la marca Rolex, valuado en más de 15 mil dólares americanos, en carácter de “prueba de amor” Según el denunciante, a solicitud del funcionario público.
El trato quedó cerrado finalmente en
cien mil dólares, a ser devengado una vez que se “solucione” un negocio
jurídico a favor del comerciante.
La cuestión planteada es la
siguiente: La opinión pública del país está enterada sobre el grave hecho,
cuasi demostrable, de que el encargado de administrar justicia recibió un
“obsequio” a cuenta de realizar un acto u omisión, de derecho, que finalmente
favorecería al hoy denunciante.
Según lo estudiado en la TGC (Teoría General de la Corrupción ), el funcionario
está obligado, al ser de alto rango, más que ninguno a respetar primero la
ética como profesional del derecho y luego, aquella que se espera, de un
representante del Poder Público, en el marco de una democracia representativa y
un Estado de Derecho.
Debe renunciar, y, si puede,
revertir la situación, pero fuera del cargo, por el tiempo que duren, la
investigación fiscal, ó, lo más procedente en sentido legal, el juicio
político. Proceso durante el cual podría demostrar su inocencia. Sea cual sea
el fallo.
De no hacerlo así el pueblo y la
gente lo ironizará; el respeto que se necesita para poder aplicar la ley lo
perderá, inexorablemente.
Me parece que nuestro país, ha
avanzado mucho en cuanto a la democracia y el respeto de los principios constitucionales,
y este hecho concreto que nuestros representantes y la ciudadanía, queremos
superar, con verdad; tanto para el comerciante como para el representante del
poder, el cual juró defender los bienes y las personas de este país.
Caso contrario, habría un retroceso,
tanto en el ámbito privado como en el público: la componenda, el teatro.
Las intenciones de un país de ir
siendo serio y respetuoso del Estado de Derecho; de la Constitución , no
pueden ser embarradas, como siempre ha sido, por un corrupto, un corruptor y
una falsa “prueba” de amor.