En el campo de los negocios del Estado, ningún
funcionario puede alegar “negligencia” en sus actos ya que prácticamente cae en
la corrupción sistémica.
La responsabilidad de cuidar y precaver los
intereses del Estado es mucho más pesada que en los negocios privados; ya que
si un particular hace un mal negocio, él y su capital responden.
Cuando uno es funcionario público, del rango
que fuere, aparte de responder personalmente por los daños causados al erario,
debe tener obligatoriamente otro tipo de sanción, según la Constitución
Nacional (Art.106) y la
Ley especial. Solo así se podrá garantizar el buen
funcionamiento y el respeto de la cosa pública, que muchas veces los
administradores confunden con sus bienes propios.
Esta situación es común en un Estado
totalitario, según la TGC ,
pero en un Estado de Derecho, donde la Constitución se respeta y se cumple
democráticamente, ningún funcionario público por más encumbrado que sea puede
alegar negligencia, ignorancia, sin que sea responsable de los perjuicios
causados a la sociedad o a un particular; o al propio Estado, que al final, en
todos los sistemas, ya sean de izquierda o de derecha, siempre paga todo.
No puede ser error omitir
la ley en la función pública
Estas negligencias o equivocaciones de sus
funcionarios al final, el “paganini”,
termina siendo el sufrido habitante; los ciudadanos, quienes saben lo que
ocurre; en los mercados, en la canchas de fútbol; comentan de la gran
corrupción cometida por sus propios elegidos.
Una injusticia de conocimiento público, delitos
muy graves en comparación de los daños; en cuanto a la cuantía civil, sin pena,
a causa de un sistema muy bien manejado en los tres poderes del Estado,
democráticamente.
Así es América Latina: Negligencia equivale a
la corrupción sistémica, amparada y protegida por la clase política.
Afortunadamente los ciudadanos ya se están dando cuenta y comprenden que lo
económico no soluciona el problema de la población, si la negligencia
voluntaria sigue amparando a la gran corrupción. En todos los estratos de la
sociedad paraguaya seguirá la necesidad.