En el país nos gusta decir “Estado de Derecho”.
Muchos me han manifestado, en mi caminar por el interior del país, hablando de política, que no se entiende el significado real de la frase.
“Es la bandera de los ganadores y la vuelta al palacio de un partido tradicional en la democracia participativa”, dicen algunos.
¡Qué momento! La realidad de un compueblano de tierra adentro: su felicidad pero sin entender la implicancia del retorno de un partido gracias a su voto.
Pero inmediatamente me dice: “¿Y la corrupción, cómo puede superarse si predomina aquí?”
Me obliga a decirle que solo en un Estado de derecho se puede disminuir la corrupción y el camino es la política a través de los elegidos democráticamente en cada rincón de la geografía nacional; siendo su franqueza para decir que no entiende, la visión de que existe libertad y voluntad pero falta doctrina; para el pueblo y sobre el “Estado de Derecho” sin corrupción.
Si comenzamos a detallar lo que se ha gastado en la reciente campaña electoral, principalmente la presidencialista, vemos que se ha superado en más de tres veces lo permitido porla Constitución
Nacional y la
Ley particular sobre el “financiamiento político”. Lo mínimo
es que las autoridades del órgano electoral sean sometidas a juicio político
por su nula intervención, al permitir que se incumpla la Ley electoral.
En eso consiste el respeto del Estado de Derecho en su aspecto fundamental como premisa democrática; parte de la elección misma de las autoridades, para acompañarlo en su asunción, gestión y sus influencias para el mejoramiento o la perniciosidad de la política y la convivencia jurídica. Toda entra a tallar a la hora de determinar la legitimidad completa de un gobierno, no basta con el “conteo” de votos y la proclamación.
En caso de que no se haga cumplirla Ley , existiría una
confabulación de poderes, una corrupción sistémica; ya que al conocer de estas
irregularidades, tanto la Fiscalía General
del Estado, la Contraloría
y, específicamente, los Fiscales electorales, están obligadas a actuar.
Donde existe Estado de Derecho debemos hacer una salvedad: Solo combatiendo la corrupción sistémica que se presenta, bajo supuesto amparo político democrático, en los entes encargados de impartir justicia, habrá verdadera libertad.
Muchos me han manifestado, en mi caminar por el interior del país, hablando de política, que no se entiende el significado real de la frase.
“Es la bandera de los ganadores y la vuelta al palacio de un partido tradicional en la democracia participativa”, dicen algunos.
¡Qué momento! La realidad de un compueblano de tierra adentro: su felicidad pero sin entender la implicancia del retorno de un partido gracias a su voto.
Pero inmediatamente me dice: “¿Y la corrupción, cómo puede superarse si predomina aquí?”
Me obliga a decirle que solo en un Estado de derecho se puede disminuir la corrupción y el camino es la política a través de los elegidos democráticamente en cada rincón de la geografía nacional; siendo su franqueza para decir que no entiende, la visión de que existe libertad y voluntad pero falta doctrina; para el pueblo y sobre el “Estado de Derecho” sin corrupción.
Elecciones sistémicas
Si comenzamos a detallar lo que se ha gastado en la reciente campaña electoral, principalmente la presidencialista, vemos que se ha superado en más de tres veces lo permitido por
Así mismo, los candidatos, ganando o perdiendo, deben ser investigados por los encargados
(agentes fiscales), a fin de que se pueda conocer el origen de cada guaraní
gastado en las “hitlerianas” campañas
políticas recientes.
En eso consiste el respeto del Estado de Derecho en su aspecto fundamental como premisa democrática; parte de la elección misma de las autoridades, para acompañarlo en su asunción, gestión y sus influencias para el mejoramiento o la perniciosidad de la política y la convivencia jurídica. Toda entra a tallar a la hora de determinar la legitimidad completa de un gobierno, no basta con el “conteo” de votos y la proclamación.
En caso de que no se haga cumplir
Donde existe Estado de Derecho debemos hacer una salvedad: Solo combatiendo la corrupción sistémica que se presenta, bajo supuesto amparo político democrático, en los entes encargados de impartir justicia, habrá verdadera libertad.