Si
la corrupción fuera un estado personal, subjetivo; la tentación oportunista, sería la culpable de
los hechos, actos y prácticas de la corrupción sistémica.
Se
ha demostrado que en la corrupción intra ley, tiene primacía el objeto u
objetivo, más que el sujeto, que lo implemente o lleve a cabo.
Según
la TGC, existen dos tipos de corrupción: “contra ley” e “intraley”. Que tienen como diferencia
fundamental, la sistematización en ésta, y la individualización en aquella.
Sin
embargo, la idea de la “tentación” oportunista, está presente en el concepto,
que sobre corrupción tiene la generalidad de la población: por la tradicional
visión ética y moral, en que se ha desarrollado, el estudio de este flagelo, dentro de las
ciencias sociales.
Pero
hoy, al comprender que la corrupción nace con el hombre; que da origen al poder
y al derecho, nos damos cuenta de la magnitud real del fenómeno, para la
civilización.
Si
conocemos la llave de este sistema de la corrupción, podremos tener un
desarrollo mucho más rápido. La evidencia demuestra que los países que más
luchan contra la sistematización corrupta, son los más avanzados en el mundo
global.
Mientras,
nosotros en Latinoamérica, seguimos creyendo que la tentación oportunista, es
simplemente para callar y guardar. Para tapar a los amigos y a la gente en el
poder.
Al
ir practicando una democracia representativa y un Estado de derecho en
libertad, nos damos cuenta de la necesidad de seguir tratando de mejorar y
proteger a los encargados del cuarto poder. Emisores de la información
responsable, tan edificante para la ciudadanía.
Si
los politiqueros piensan, que en la función pública se puede hacer pasar “gato
por liebre”, el pueblo hoy, ya está consciente de cuidar la verdad, para
disminuir la corrupción sistémica; de corruptos sin ética ni moral, quienes
utilizan a la política como maquillaje, para beneficios personales o
familiares.
Pensemos
todos los paraguayos, como ir quitándonos ese mote de “país más corrupto” de Latinoamérica;
para que deje de ser, este mal mundial, la sombra de nuestro progreso.
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