En la democracia, según la
doctrina curacionista, que tratamos de explicar en el Movimiento Nación Grande,
partimos, en la carrera política, como seres humanos; formando familias, sin
que nadie esté por su partido político o por cualquier privilegio, que le permita
atribuirse como los únicos capaces. Todos somos iguales y tenemos el mismo
derecho, de participar para la elección de autoridades, en la carrera política
nacional.
Me gusta la perseverancia para
conseguir un objetivo, igual que en la práctica del atletismo. Recién en la
carrera, tenemos el valor de hacer realidad el convencimiento para mejorar la
sociedad.
No se avanza si no hay
práctica, fe y constancia. Al tener todos posibilidades, no hay porqué temer en
la democracia. Se debe concursar para tratar de mejorar la política nacional.
Ya que de eso depende el desarrollo del país.
La gente fácilmente confunde
estas realidades, por desconocimiento y por miedo a la política, que durante
una centuria se ha sido inculcado, de forma errada, por las propias
autoridades. Se han debilitado las voluntades de los electores, para favorecer
a unos pocos; convirtiendo el vicio en perfectas industrias de corrupción.
Luego, los “resultados” quedan
después de cada cinco años; a los opresores y gestores, quienes encima buscan
siempre el “rekutu” interminable, esa es la famosa democracia de espejitos y
baratijas, que tanto daño hace a la nación paraguaya.
Todos estos malos
procedimientos, inducidos, constituyen la corrupción sistematizada, que estamos
tratando de corregir con la doctrina curacionista a través de las familias.
Pero, al ser la corrupción un
ente sistemático, que está enquistado en la sociedad, la ética, por ejemplo, es
un mecanismo de autodefensa de los seres humanos, que permite dar conciencia de
su labor en la función pública sea satisfactoria y constructiva para la persona
misma y la sociedad.
Entonces, la ética sola no es
la que podrá aplacar la corrupción, sino que es la que provee a los
funcionarios públicos, de las herramientas para auto-valorarse y respetarse en
su labor profesional y social.
Lo que se debe entender es que,
la corrupción posee una estabilidad por ser el motor, con el cual se han creado
el poder y el derecho, en las organizaciones humanas.
Por eso hay solo dos tipos de
política en democracia. Una política falsificada que enferma y envenena más a
la sociedad; y otra, la política verdadera, que cura paulatinamente a la
sociedad, con las familias superando la ignorancia y la corrupción.
Familias, estudiantes y
trabajadores estamos juntos para hacer una Nación Grande.
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